Otra vez café para todos

Vino Artur Mas a La Moncloa con su saco vacío y, como en el saco había fotos del tripartito y más concretamente de Montilla, se fue con el saco lleno.

Le recibió Rodríguez Zapatero con un saco electoral en el que hay poco más que encuestas e intención de voto y, como no podía ser menos, se apresuró a llenar el saco del político nacionalista. Lo que haga falta, lo que necesites, financiación, refinanciación y endeudamiento, que después ya diré yo que sí pero no, que no pero sí y que todo lo contrario. Porque se va a armar y se me van a poner de manos hasta los míos.

Y se armó y se puso de manos Barreda, que es de los suyos, y Murcia y hasta Alberto Ruíz Gallardón, que tenía demasiado recientes las calabazas que le dio el presidente del Gobierno.

Tuvo que salir Elena Salgado –no sin antes preguntarle a Artur Mas cómo se comen sapos, que ya se sabe que es un experto, o al menos eso afirma él- y decir que todos podrán endeudarse, refinanciarse y lo que haga falta. Y la vicepresidenta aclaró todo de una vez y para siempre. ¿De una vez y para siempre? Pues va a ser que no. Que sólo fue para unas horas, porque el mismísimo Rodríguez Zapatero en carne mortal, contradijo al propio Rodríguez Zapatero y ahora café para todos. Si Tarradellas levantara la cabeza…

Otra vez el desmadre y el desenfreno para todos. Vamos, de nuevo el café para todo el que lo quiera, que es lo que dicen Carod Rovira y Saura y Montilla: ¿para esto hemos perdido unas elecciones?

Y llegan los más conspicuos y hasta los peor pensados y, atribuyéndole a Rodríguez Zapatero aires maquiavélicos –tiene demasiado cerca a Pérez Rubalcaba-, ponen en el magín del presidente un razonamiento que ‘si non è vero, è ben trovato’. A saber: se trata de un riesgo calculado. En cuanto yo le diga que sí a Mas se me echan todos encima. Rectifico, digo que ha habido una confusión, que hay café para todos y, de cara a las autonómicas y municipales, todos contentos con un servidor.

Pues eso, un riesgo calculado que se puede rentabilizar electoralmente y que, sobre todo, da un poco de oxígeno a los barones del Partido Socialista, que falta les hace.

Esta es al menos la explicación que ‘sotto voce’, muy ‘sotto voce’ y siempre ‘entre amigos’ daban algunos socialistas que, oh casualidad, no tienen despacho en Ferraz.

 
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