Viaje al centro

Pablo Casado valora los resultados de las generales del 28-A
Pablo Casado y sus colaboradores valoran los resultados de las elecciones generales.

El problema de los populares y de la derecha española en general, no es tanto de ubicación política como de carencia de una ideología, más o menos sólida, que sustente sus proyectos y sus programas.

Casi parafraseando a Julio Verne, el Partido Popular de Pablo Casado ha decidido viajar al centro político como respuesta a la debacle de las elecciones generales. Lo que pasa es que quedan pocos días para las autonómicas y municipales y los viajes apresurados pueden no acabar bien.

El problema de los populares y de la derecha española en general, no es tanto de ubicación política como de carencia de una ideología, más o menos sólida, que sustente sus proyectos y sus programas. Por eso, cada cierto tiempo y después de una derrota electoral, siempre se habla de refundaciones, de relevos generacionales y de otras coartadas que lo único que hacen es enmascarar la falta de unas ideas claras, expuestas con valentía y sin tapujos. Carencia que se viene arrastrando desde hace demasiado tiempo.

Se improvisa y siempre se va a remolque de los acontecimientos. Se acude a parchear problemas que han surgido en la sociedad pero no se alumbran ideas propias de una derecha moderna, que sean las que orienten las acciones que se han de poner en marcha en campañas electorales o cuando se está en el gobierno.

Por eso no hay que extrañarse de que en épocas de vacas gordas, el Partido Popular no haya aprovechado mayorías absolutas para sustanciar iniciativas que, supuestamente, su electorado podía demandar, con lo que el desencanto está servido.

Como mucho se podría hablar de “ideología” en materia económica y fiscal y poco más; ”ideología” que, para colmo, es la que más rechina en muchos sectores de la sociedad.

Además, la ambigüedad o la falta real de atención en asuntos que preocupan a muchos ciudadanos como la enseñanza, la familia, el derecho a la vida, al trabajo, a la vivienda o las carencias de los más necesitados y en otro plano, las relaciones con Europa, el orden internacional, la inmigración, la política de defensa o el problema demográfico y la despoblación, son la demostración de la falta de ideología, y de los lógicos vaivenes que ese vacío seguirá propiciando, mientras no se definan las líneas maestras de una formación política que siempre está fluctuando y que se limita a auscultar a la sociedad de forma sincopada, para ver por dónde soplan los vientos.

En semejante situación, lo mismo da hablar desde la derecha, desde el centro derecha o desde unos centímetros más allá a más acá.

Y también, en semejante situación, es dramático hablar -como hacen algunos dirigentes del Partido Popular- de “un partido que acoja todas las sensibilidades”.

 
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