Francisco Rubira

La Vida Real y las Redes Sociales (virtuales)

  Siempre me han interesado las tecnologías capaces de transformar nuestras vidas.

De unos meses a esta parte, vengo observando, inquietantes titulares de prensa de excesos por el uso de las Redes Sociales: una niña que se suicida por la aparición de una fotos suyas en una red social, un menor que sufre abusos por parte de un degenerado…

Hace unas fechas, departía con Alejandro Vázquez-Guillén, Director Comercial de Tuenti y me contaba que todos los días más de 2.000.000 de personas se daban cita en Tuenti, portal líder en España de Redes Sociales

¿Se imagina un lugar donde todos los días 2.000.000 de personas se dan cita?, a mi me cuesta hacerme una idea, desde luego es admirable que estas empresas hayan sido capaces de crear una herramienta en la que las personas nos podamos comunicar.

Ahora bien, la clave del correcto uso pasa por la Educación. Es necesario que se eduque a los usuarios en los principios fundamentales del respeto, cortesia y buenas maneras para su uso. No es buena idea suponer que las personas conocen esas normas, al igual que nadie supone que un mayor de 18 años, por el hecho de la edad ha de conocer las normas de tráfico y será capaz de conducir un vehículo.

El principio fundamental y la base de la Educación es que esta herramienta no sea más que el tránsito desde el mundo virtual al mundo real. Los amigos virtuales, en vez de convertirse en un sustituto de los amigos reales, deberían fomentar las relaciones personales.

Las redes sociales son herramientas, que deben ayudar a todos, a los tímidos (dicen que el fundador de facebook era muy tímido), a los bajos, a los feos, a los altos, a los obesos, a los poetas, a todo el mundo en general a mejorar sus relaciones personas

Deberían ser facilitadores: sería un grave error que las personas se encerrasen en si mismos por un uso excesivo de la herramienta o no mejorasen sus relaciones personales.

La otra clave de este asunto pasa por la autorregulación. Creo en la autorregulación de los sectores frente a la regulación estatal, bien sea nacional, local, autonómica o del tipo que sea.

 

Por ello creo que las redes sociales no deberían limitarse a que los usuarios suscribieran las condiciones de uso (la temida letra pequeña de un contrato) sino que también invirtieran en formación activa de sus usuarios, con un plan educativo ameno y divertido, que les asegure que se conocen y practican las obligaciones y deberes. También deberían realizar todo tipo de actuaciones de tal manera que el conjunto de la sociedad esté segura que las redes sociales están claramente en contra de los excesos.

Estoy convencido que así protegerían “la gallina de los huevos de oro”.

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