El miedo social a contagiarse del Covid-19

Hans Kluge, jefe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para Europa, afirma que el Covid-19  sigue teniendo un gran impacto psicológico en muchas personas, debido al aislamiento, el distanciamiento físico y el cierre de escuelas y lugares de trabajo. Son desafíos que nos afectan, y es natural sentir estrés, ansiedad, miedo y soledad en estos momentos.

Existe un miedo necesario o “miedo amigo” que nos pone en guardia ante un peligro inminente para reaccionar a tiempo. Es un mecanismo de defensa y una herramienta de supervivencia. También existe un miedo innecesario o “miedo enemigo”; es una fijación de carácter obsesivo que provoca trastornos de comportamiento. El exagerado miedo a enfermar se observa actualmente en personas que no encajan psicológicamente los nuevos rebrotes del coronavirus. Se trata de un miedo social al contagio no atribuible a hipocondría. Personas a las que nunca les preocupó enfermar tienen ahora síntomas de nosofobia.

La nosofobia es un miedo recurrente y persistente a contraer una enfermedad concreta. Ese miedo acaba condicionando a todas las dimensiones de la persona, incluso en aquellos momentos donde no hay ningún tipo de riesgo. El miedo a la enfermedad Covid-19 puede ser peor que la enfermedad misma.

La gente apenas protesta frente a la politización de la enfermedad, pero, en cambio, se muestra irascible con las personas que tienen la mascarilla mal puesta. Corremos así el riesgo de ver a nuestros semejantes no como personas, sino como bombas móviles que nos pueden matar en cualquier momento. Se hace así verosímil que “el hombre es un lobo para el hombre”, frase atribuida al filósofo inglés Thomas Hobbes. Se refiere a los horrores de lo que es capaz la humanidad para consigo misma. Las actuales sospechas sobre los demás están contribuyendo a que la sociedad sea cada vez más deshumanizada.

Vivir en ese estado mental es insano y nos coloca en una disyuntiva: o aprendemos a controlar el propio miedo, o él controlará nuestra vida. Tener miedo es inevitable, pero hay que verlo como un acicate: un estímulo positivo para superarlo con emociones y valores opuestos.

Nos conforta y estimula que esta pandemia esté sacando a flote no sólo lo peor, sino también lo mejor de los seres humanos. En situaciones límite suelen surgir personas solidarias que  se convierten en héroes inopinados. Esta es la tesis  del reciente libro de Fernando Benzo “Heroes inesperados: la otra cara del 11-M.” 

El 11 de marzo de 2004 cientos de personas de Madrid, de forma espontánea, ayudaron a salir de entre las llamas a los pasajeros de un tren que ardía a causa de varias explosiones provocadas por una célula terrorista. Todos ellos se comportaron como auténticos héroes, ya que arriesgaron su vida por personas que ni siquiera conocían.

Del mismo modo, con ocasión del primer confinamiento a causa de la pandemia, surgieron multitud de voluntarios para ayudar a personas que por su edad, dependencia o soledad, no podían valerse por sí mismas. Les hacían la compra, les traían medicamentos, les tiraban la basura a los contenedores, etcétera. Estos voluntarios corrieron mucho peligro de contagiarse; también tenían miedo, pero lo superaban olvidándose de sí mismos al sacrificarse por los demás. Para afrontar el miedo al contagio conviene cambiar los pensamientos negativos por pensamientos positivos. Esto está muy relacionado con la metanoia.

Metanoia es una palabra que, en su origen griego, metanoien, significa cambio de la mente o nueva forma de pensar. En la psicología analítica de Carl Gustav Jung es un proceso de reforma de la psique orientado a la autocuración. Es la situación de quien en un trayecto ha tenido que volverse del camino en que andaba y tomar otra dirección. La palabra metanoia también es usada en la teología cristiana asociando su significado al arrepentimiento.

 

La metanoia nos invita a ir más allá de nuestros instintos hacia una mentalidad más amplia, que se levanta por encima de la tendencia natural al propio interés, promoviendo valores como capacitarnos para hacer algo que antes no podíamos; ampliar nuestra capacidad para crear; recrearnos a nosotros mismos.

La metanoia  hizo posible que Abraham Lincoln, un pobre leñador perdido en una cabaña dentro de un bosque de la nueva frontera, llegara a ser presidente de Estados Unidos. No pudo ir a la escuela. Fue un autodidacta movido por su autosuperación. Cursó la carrera de Derecho con libros prestados y sin dejar de trabajar en diferentes oficios. Esta  autorrealización con esfuerzo fue una curación de su vida elemental llena de frustraciones.

Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato