Los prejuicios de Europa salen a la luz

Los planteamientos schumannianos de una Europa solidaria a través de realizaciones concretas para lograr cerrar el proyecto europeo, parecen estar cada vez más alejados de la realidad. El conflicto ucraniano ha puesto de manifiesto las flaquezas de la Unión, así como los intereses geoestratégicos de Estados Unidos y de la Federación de Rusia en el continente.

La Unión Europea es el único actor involucrado que va a salir perdiendo, haya una escalada de conflicto o no y gane el bando que gane. Esto es algo que parecen no haber entendido todavía en Bruselas y es que Rusia no puede ser considerado un enemigo, al igual que Rusia no puede tratar a la UE como tal. La OTAN se ha convertido en el principal quebradero de cabeza de Bruselas por dos razones: su dependencia en temas de seguridad y defensa y el deterioro de las relaciones UE-Rusia.

La persona más influyente de la Unión Europea durante casi dos décadas, Angela Merkel, creía firmemente en el compromiso de que los europeos deberíamos tomar nuestro destino con nuestras propias manos. Eso quiere decir sin injerencia extranjera y sin ese seguidismo constante hacia los intereses anglosajones, que resaltan la mayor debilidad de la UE y es su falta de personalidad y rigor. Muchos años han pasado desde su creación y muy pocos desde que la organización supranacional se haya dado cuenta de que un proyecto de seguridad y defensa común, que ya estableció el tratado de Maastricht hace 30 años, es de vital importancia.

A pesar de sus esfuerzos, el Strategic Compass, que se adoptará en marzo de 2022, presentado por el alto representante de la UE, Josep Borrell, no suscita nada nuevo, aunque hace resurgir las dudas de si realmente es posible la convivencia y futura sinergia entre la OTAN y una UE armada lista para enfrentarse a sus propias amenazas y desafíos.

Aunque parezca una paradoja, es el mismísimo Vladimir Putin quien ha resucitado a la OTAN. Desde la época de la Guerra Fría que el tratado del Atlántico Norte no realizaba este movimiento de tropas con una involucración de casi todos los países que la componen, dándoles así una misión clara, algo de lo que carecían desde 1991.

Desde 1999, la expansión de la OTAN hacia la frontera rusa se ha saldado con un total de 14 países. Los ejercicios Steadfast Europe 2021 que forman parte de las maniobras Defender-Europe 21, organizadas por EE. UU., con un total de unos 30.000 soldados desplegados en diferentes países, además de buques de guerra y aviones de combate, son una prueba de las ansias de EE. UU. de correr las fronteras hacia el este y aumentar su esfera de influencia.

Aquí nace la pregunta: ¿Qué pasaría si Rusia organizase unas maniobras de tal calibre en la frontera mejicana? ¿Cómo respondería Estados Unidos? El punto de inflexión de este conflicto fue el Euromaidán, en 2013, que acabó en el derrocamiento del presidente prorruso Yanukóvich. A partir de ahí, Rusia vio cómo un país en el que podría ejercer influencia podría ahora convertirse en el 31° estado miembro de la OTAN. Por ello, la Federación decidió anexionarse Crimea y Sebastopol, en 2014, y ganar así un lugar estratégico con salida al Mar Negro para contrarrestar el avance de la organización militar.

El conflicto en Crimea ha demostrado que el cumplimiento del derecho internacional público es solo para algunos, los más débiles, y que las Naciones Unidas son un instrumento ineficaz e insuficiente cuando se trata de grandes potencias mundiales y aliados más cercanos. Al igual que sucede en Israel con la anexión de territorios palestinos.

La senda de la Unión Europea es la del multilateralismo, mientras que la de EE. UU. es la del unilateralismo. Los intereses estadounidenses distan mucho de los europeos. Por ello, Bruselas no puede permitir que la OTAN siga adquiriendo fuerza con este tipo de conflictos porque cuanta más OTAN menos soberanía europea en seguridad y defensa.

 

A pesar de que las relaciones entre Rusia y China hayan mejorado este año, el objetivo de ambos en Asia Central es el mismo, y eso traerá complicaciones. Ambos pueblos nunca han gozado de una buena relación, algo de lo que la UE podría sacar provecho, consolidada a través de una fuerte relación comercial en cuanto al tema energético. Depender del gas argelino no es del todo conveniente, como se ha podido observar ante el conflicto con Marruecos y el cierre del gasoducto del Magreb. Importar gas natural licuado (GNL) de Estados Unidos en barcos supone un coste muy elevado, aunque muy beneficioso para las arcas de Washington. Por ello, es primordial proseguir con el proyecto del Nord Stream 2 y unir Rusia con Alemania, y, por ende, con Europa.

La geopolítica aconseja un colchón de seguridad entre la UE y Rusia para lograr un equilibrio de fuerzas ante China. Mientras el mundo está volcado con lo que pasa en Ucrania, el efectivo programa de política exterior chino continúa, sin distracciones, hacia su objetivo.

Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato