Peligros urbanos: ciclistas, corredores y conductores

            Podríamos hablar de las tres “ces”, ciclistas, corredores y conductores, que cada vez más generamos peligros en las ciudades para todos. El aumento de ciclistas y corredores por nuestras calles me alegra. Es un fenómeno creciente, que da idea de unos hábitos saludables, deportivos. Muchos de nosotros somos conductores de coche, a veces corredores y a veces ciclistas. En la misma persona es fácil que se den las tres condiciones, y por eso conviene reflexionar para que no genere peligros innecesarios, y accidentes que luego hay que lamentar, por despistes o ignorancia de  unos u otros.

            Hay inseguridad en la calle con motivo de la circulación de bicicletas, y no es algo de una ciudad o unas pocas. Las quejas de muchos peatones – por ejemplo, en Barcelona- por la peligrosa circulación de bicicletas por aceras no van acompañadas de la suficiente sensibilidad de ciclistas y autoridades, que tal vez tendrían que aplicar más multas.

 Algo similar pasa con  algunos corredores urbanos, palabra que prefiero – porque es castellana- a la de “footing” o “running”-, y a veces no es por imprudencia de los conductores de coches. Lo he comprobado reiteradamente, por desgracia.

            Me di un buen susto hace unos días, y se lo llevó una ciclista. Yo estaba tomando correctamente una rotonda en coche y,  al no ver ningún coche ni bicicleta que se dispusiera a subir por una calle de Castellón, giré. Al dar el giro, escuché un grito, bueno en realidad un insulto subido de tono. Me giré y casi atropello a una ciclista que iba sin luz – era de noche- y con vestimenta oscura, elementos todos ellos que hacen peligrar a un ciclista. Estuve a punto de parar y hacerle razonar a la ciclista, pero tenía prisa y, gracias a Dios, todo se había quedado en un susto recíproco. Lo que luego lamenté es que la ciclista seguirá pensando que iba adecuadamente y que yo era el responsable del susto: ojalá no le suceda nada a esa mujer cuando va en bicicleta.

            Hace unos días, conversando con unos amigos en una calle peatonal, uno de ellos se giró levemente, y casi choca contra él un ciclista que iba a bastante velocidad. Pasado el susto, este amigo comentó que urge una educación vial para los ciclistas. No insisto en los ciclistas que cruzan los pasos-cebra pensando que tienen preferencia sobre los coches sin bajar de la bicicleta ¡porque es alarmante el gran número de ellos, e incluso increpan a los conductores si se les dice algo!

            Cuando circulamos en coche y por la acera va corriendo alguien, se observa con frecuencia que el que corre se mete bruscamente por un paso-cebra, y el susto es para todos. Yo he corrido muchos kilómetros, y es fácil ir avisando por el modo de correr que se va a cruzar el paso-cebra.

            El pasado sábado, en Valencia, falleció un hombre joven que iba corriendo por el caso urbano con los cascos puestos, escuchando música. No pudo oír nada de un coche que le atropelló, y que dio positivo en alcoholemia.  Doloroso.

            Ante este creciente auge deportivo en las ciudades, todos necesitamos un plus de educación vial. No sólo los conductores, sino también los ciclistas, de modo especial.

 
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