Podemos tras el 27-M

Pablo Iglesias e Irene Montero.
Pablo e Irene

Ayer afirmó el líder de Podemos que dimitirá si la abstención es elevada, lo cual otorga un margen de apreciación subjetiva. A la vez, algunos ya han manifestado que van a votar que debe dimitir, como Claudia Varella, cabeza de lista de Podemos en Castellón al Congreso de los Diputados en 2016, aludiendo a las contradicciones en que han incurrido con esa polémica compra y "su afán de protagonismo, víctimas de su propio protagonismo".

¿Qué sucederá tras la votación de las bases? Parece que la mayoría puede inclinarse por considerar que es algo privado de la pareja y no le exigirán que dimitan, pero también la abstención va tomando cuerpo, además de los que voten para que dimitan.

Los más de 600.000 euros que han pagado Pablo Iglesias e Irene Montero, con la “impagable” – o abonada con anterioridad – ayuda financiera de la Caja de Ingenieros están en boca de todos. Los líderes de un partido como Podemos que atacaron a la "casta" y se erigieron en defensores de los castigados por la crisis económica, a los millones de españoles – jóvenes y mayores – que sufren el paro o la precariedad laboral, han dinamitado su pretendida aureola, sospechosa para muchos hace años.

Se han subido al carro de la poltrona política, de dar por hecho que viven y vivirán de la política, pase lo que pase: una inversión de esa entidad sólo pueden permitírsela unos pocos españoles. Iglesias justifica la compra de su casa para proporcionar a sus hijos intimidad. ¿Todos los que viven de alquiler, o en pisos modestos de su propiedad, no pueden lograr la intimidad de sus hijos? Iglesias y Montero se han metido en un buen lío.

Y para colmo de lío, Iglesias se esfuerza ahora por distinguir los "escraches" que él ha propiciado de los "acosos" como el que ahora sufre en sus carnes por la compra del chalet. Malabarismo dialécticos, que marean más que aclaran.

Las críticas llueven en Podemos, y también fuera. “Kichi”, el alcalde de Cádiz, no tardó en criticar la compra, invocando que él está muy bien en su piso de “currante”. Joan Ribó (Compromís), alcalde de Valencia, también se ha sumado, alegando que hay que ser coherente entre lo que se dice y lo que se hace.

Además, someter a las bases de Podemos la decisión de si deben dimitir o no ambos, ha sido calificado como una “irresponsabilidad”. Y la hilarante defensa que Juan-Carlos Monedero hizo justificando la compra del chalet es antológica: hizo el ridículo, mostrando su fanatismo o su falta de realismo, pretendiendo salvar “a quien va a pagar 500 euros mensuales de hipoteca en vez de 1.000 euros por alquiler”, cuando en realidad tendrán que abonar 1.600 euros mensuales de hipoteca, más los elevados gastos de mantenimiento cada mes.

Mucho daño ha hecho esta compra a Podemos. ¿Se imaginan una encuesta ahora, de esas que proliferan en intención de voto? Ha sido incoherente Iglesias, pero no tanto si se analiza su trayectoria, pues claro fue hace tiempo al afirmar que el populismo es un modo de llegar al poder. Él no ha llegado al poder, y cada vez está más lejos. La compra del chalet es sólo la punta del iceberg, se ha quitado la careta.

Esperemos a ver qué votan las bases de Podemos. Si siguen de líderes Iglesias y Montero, seguirán pagando políticamente por mucho tiempo la compra del chalet. Han quedado sin credibilidad ni fiabilidad ante sus votantes. Se han disparado al pie. En el PSOE y en Ciudadanos se frotan las manos, sin necesidad de decirlo. En el PP andan ocupados en los nuevos casos de corrupción, con la detención de Eduardo Zaplana el pasado martes: es demasiado.

 

Pero si continúan Pablo Iglesias e Irene Montero es previsible una "limpia" del partido, a cámara lenta, ya lo verán. Y la descomposición puede ser mayor todavía, entre luchas internas y venganzas. No acaba todo con el 27-M, dimitan o no.

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