Rajoy ahora cuida Valencia
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, hoy estará en Valencia, tras no haber pisado la capital del Turia desde hace 14 meses. Se va a “volcar”: entrega de los premios de Turismo – siempre se habían entregado en Madrid- y reunión con la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE). Todo un gesto para reconocer y apoyar el impulso turístico logrado por la Comunidad Valenciana y el esfuerzo empresarial para dinamizar una Comunidad muy dañada por la crisis económica.
Rajoy volverá a Valencia dentro de una semana, para la reunión intermunicipal. Y volverá a Valencia para el acto central de la campaña electoral para el Parlamento Europeo, más que seguro en la significativa plaza de Toros, en la que tantos mítines de inmejorable recuerdo para el PP han supuesto una “catapulta” para excelentes resultados electorales.
14 meses sin aparecer por Valencia, y ahora se vuelca. En Valencia son muchos los que han tenido la sensación – o incluso la convicción- de que Rajoy estaba tratando a la Comunidad Valenciana como “apestada”, y que él no estaba dispuesto a poner sus pies en una difícil situación económica y con el lastre de los imputados del PP en tierras valencianas, que siguen siendo demasiados para cualquier decencia política, aunque muchos de ellos ya no ocupan cargos políticos por la determinación de Alberto Fabra.
Tras ser relegada por Rajoy, ahora Valencia centra sus esfuerzos. Mandan las elecciones europeas, pero no debía haber ninguneado de esta manera Rajoy a una tierra que tantos votos le supone al PP. La ceguera de Rajoy hacia Valencia es injustificable y denota mala estrategia política. Acudir ahora a Valencia descaradamente a buscar los votos que necesita puede pasarle factura.
En las pasadas elecciones europeas de 2009, 1 de cada 7 votos que obtuvo el PP a nivel estatal lo consiguió en la Comunidad Valenciana: en concreto, el PP logró 6,6 millones de votos en España, y en la Comunidad Valenciana 981.000 votos. Fue, y ha sido durante muchos años, un reconocido “granero de votos” para el PP, y si Rajoy quiere un buen resultado en 2014 ha de valorar esa realidad, pero no a última hora, tras el menosprecio y el olvido de que ha hecho gala al no dignarse aparecer personalmente por Valencia hasta ahora.
Se suele argumentar que “Rajoy es lento y tiene sus tiempos, es un gallego integral”. Que es lento y desconcertante es algo evidente. Que ser lento puede tener alguna ventaja, también. Pero muchas veces la indecisión o la falta de previsión son una debilidad en un líder, y en este caso se ha equivocado políticamente con Valencia: no es de recibo que ahora se aferre al granero de votos en la Comunidad Valenciana, tras tener en vilo a Alberto Fabra, al PP y, en sentido amplio, a todos los ciudadanos valencianos, que no han visto al presidente del Gobierno en más de un año, y ahora se va a presentar como quien “mima” y cuida la Comunidad.
Rajoy, o Moncloa o Génova, pueden esgrimir razones de agenda, o simplemente enrocarse en que “tienen sus razones”. Ha cometido un grave error con el olvido. Todos aceptamos en los políticos motivos electorales, pero un presidente del Gobierno debe estar con los ciudadanos de modo habitual, no sólo en actos de partido, ni enviando ministros como García-Margallo que luego le informan a Rajoy.
Los ciudadanos son muy sensibles cuando se les trata como un “usar y tirar”. Parece que nadie se ha atrevido a decirle a Rajoy que se estaba equivocando gravemente por su olvido hacia la Comunidad Valenciana, o no le ha hecho caso.
Como siempre, uno de los factores que sirven para evaluar a un líder es rodearse de colaboradores valiosos que le lleven la contraria a la cara. Curiosamente, ya Napoleón – que no era un demócrata precisamente, sino que simplemente quería ganar las batallas- dijo a sus generales que quería personas que le llevasen la contraria, porque para darle la razón ya se bastaba él sólo. Distintas batallas las de Napoleón y las de Rajoy, pero “batallas”.
