Reforma urgente del aborto

El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, acaba de reiterar que el Gobierno cumplirá con su compromiso electoral de reformar la ley del aborto. Sale así al paso de las demandas ciudadanas que en toda España han recordado la importancia de esta reforma, efectivamente incluida en el programa electoral del PP, y también su urgencia, porque no es asunto de interés menor. El retraso en reformarla preocupa.

Ruiz Gallardón ha especificado que se está estudiando con esmero en el Ministerio, con expertos, para que la reforma que se apruebe tenga las garantías constitucionales. En cualquier caso, se ha dado cuenta que debía hablar: tal vez estamos ante un caso más de deficiente conexión de los gobernantes con la sociedad y de deficiente comunicación, o tal vez la velocidad que pide la sociedad es superior a la que el ministro expone, porque va a cumplir un año y medio al frente del ministerio. La valentía y la coherencia suelen llevar a acelerar el paso en cuestiones básicas para la sociedad, y el aborto figura entre ellas.

Ruiz-Gallardón, se mostró muy decidido a reformar la ley del aborto, que el PSOE sacó adelante en 2010 aprobando el aborto libre en la práctica: aborto libre en las primeras 14 semanas, y hasta las 22 semanas si hay riesgo para la vida o salud de la mujer o si el feto presenta graves anomalías.

Con esa ley del PSOE se ha producido lo que era previsible: un aumento del número de abortos en España. En 2011 se produjeron 118.359 abortos, frente a los 113.031 abortos que hubo en 2010. Los de 2012 no se han dado a conocer, como sucede cada año, que la cifra se da a conocer con mucho retraso, más que probablemente para amortiguar y desconcertar a la opinión pública, que aparentemente se siente cómoda no reconociendo una realidad injusta, cruel y que genera remordimiento generalizado.

En julio de 2012 Ruiz-Gallardón afirmó que es "éticamente inconcebible que hayamos estado conviviendo tanto tiempo con esa legislación". Sigue siendo inconcebible éticamente, nada ha cambiado, y resulta alarmante el retraso, tal vez tan inconcebible o más con "convivir" con la legislación socialista.

Ruiz-Gallardón afirmó que la modificación acabaría con la ley de plazos, y que los supuestos se restringirían, por ejemplo que no fuera supuesto para abortar – prefiero no utilizar la expresión "interrupción del embarazo"- la malformación del feto. Esta modificación la aplaudió el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI), como no podía ser de otro modo, puesto que es contrario a los derechos humanos también el aborto eugenésico, que nos recuerda regímenes totalitarios no muy lejanos que han pretendido unos seres humanos sin taras.

La ley actual del aborto es un "coladero", tal como el PSOE deseaba: abortar se considera derecho de la mujer, ignorando la realidad, que es una vida humana en juego. El PP se ha pronunciado reiteradamente a favor de la vida, y entre sus votantes crece el descontento ante este retraso de la reforma de la ley del aborto. Benigno Blanco, presidente del Foro Español de la Familia, ha vaticinado una fuga de votos si el PP no lleva a cabo esa reforma. Suceda lo que suceda en las urnas, la vida urge, no puede esperar, por muchos problemas que tengamos en España: es lo primero. Todo cuanto suponga mejorar su protección urge.

 
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