Servicio de desempleo

            La inercia puede llevarnos a acostumbrarnos a realidades claramente mejorables. Cuando existe una necesidad urgente para mejorar algo, es preciso sumar esfuerzos para mejorarlo, aunque no sea fácil.

            Uno de estos casos, ya llamativo, es el SEPE – Servicio Público de Empleo Estatal, organismo autónomo que sustituyó al INEM- ,  que requiere una modificación evidente.

            ¿Son actualmente servicios de empleo o de desempleo? El SEPE cuenta con 10.000 empleados. La teoría es que deben fomentar con políticas activas de empleo la ayuda a los ciudadanos para formarse y ayudarles a buscar trabajo. La práctica actual es bien distinta: son, más bien, servicios de desempleo, como lo demuestra el dato de que sólo en torno a un 2% de los que han conseguido trabajo lo han obtenido a través de ese organismo público.

            Algo falla, y no es de poca entidad. Insisto: no es fácil introducir mejoras y cambios de mentalidad, pero hay que hacerlos con más decisión.  No basta con que la actitud de los empleados de los servicios públicos de empleo desempeñen su tarea con esmero, comprensión y profesionalidad al atender cada día a los desempleados y anotar las diversas circunstancias de su estado laboral: suelen trabajar bien, pero son los primeros que sienten que su tarea es meramente administrativa, y que no ayudan de verdad a encontrar empleo ni a facilitar una formación concreta para el empleo.

            Si se repasan los cursos de formación para desempleados, resulta llamativo que no se organicen cursos de inglés. Se organizan, a veces, cursos de otros idiomas, pero no  del que  abre más puertas laborales. Otro ejemplo: para los desempleados habría que organizar cursos de internet y nuevas tecnologías continuamente,  abarcando desde el nivel básico de usuario hasta los más especializados:  estas enseñanzas abren muchas puertas.

¿Y por qué no hay un tutor o asesor que, de verdad, ayude personalizadamente a los desempleados a buscar empleo, como si fuera un profesional al que se le paga por ello,  ya que estamos pagando con nuestros impuestos esos 10.000 empleados públicos? 

            Seamos sinceros: las academias de inglés o de internet sufrirían una disminución de ingresos. Podría enumerar otros ejemplos de auténticos servicios de formación que se podrían ofrecer para los desempleados, aunque supongan una merma de ingresos para otras entidades.  Los parados deben ser una prioridad para los servicios de “desempleo”, y ahora son burócratas, y poco más.

 
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