Votos arrepentidos

No sé cuál será el porcentaje de los votos arrepentidos, o si sucede en cada convocatoria electoral en la misma medida, pero mi impresión es que esta vez es superior el número de los que se arrepienten de su decisión democrática, de votar o no votar, votar a un partido u otro.

El arrepentimiento de esas personas está provocado por la “sorpresa” de los resultados. Se ha producido un voto de cambio en la sociedad española y una fragmentación que ya predecían todo tipo de encuestas o sondeos. También es cierto que la sorpresa de los resultados no sólo corresponde a los votantes, sino a diversos partidos políticos, que no han ocultado su sorpresa.

Se preveía un voto de castigo al PP y al PSOE, y un auge de los denominados “partidos emergentes” –Podemos y Ciudadanos-, pero parece que ahora algunos se arrepienten de haber castigado “en exceso” – eso dicen - a los “populares” y a los socialistas.

También he de destacar que los votos arrepentidos los he escuchado en diferentes franjas de edad, nivel educativo y diversos municipios y comunidades autónomas.

Resulta curioso pero, entre los arrepentidos, los hay que se abstuvieron y ahora dicen que votarían. Otros han votado para castigar a los socialistas. Otros han votado a Ciudadanos como “castigo” al PP. Muchos de ellos se indignan cuando ahora se están negociando pactos entre tripartitos o cuatripartitos, esgrimiendo que “a los votantes no se nos dice con quién pactará cada partido”, lo cual es cierto, pero también al votar se ha de hacer previendo los posibles pactos.

La fragmentación era previsible, incluso anunciada. No pocos ven en esa dispersión una dificultad para gobernar con eficacia y mejorar las condiciones de los ciudadanos, por la experiencia no pequeña de tripartitos, cuatripartitos o pentapartitos que han saltado por los aires. Algunos aseguran ahora que “tripartito no es sinónimo de desastre”, pero muchos exponen su temor. Un reto considerable es demostrar que esa fragmentación supera malas experiencias pasadas, y de verdad se gobierna con estabilidad y coherencia.

Lo que se pone de manifiesto es la ligereza o superficialidad en algunos a la hora de votar, o eso es lo que pienso. Y encima añoran un sistema mayoritario que evite las consecuencias del sistema proporcional que ahora tenemos en nuestro país: siempre queda la queja sistemática, achacando a las “estructuras” las deficiencias sociales o políticas, en vez de asumir la responsabilidad personal a la hora de votar y, en general, de implicarse.

 
Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato