Hospitales en agosto

Pasillos colapsados en un hospital.
Pasillos colapsados en un hospital.

La sanidad pública está incrementando las listas de espera de los pacientes, y es algo que oímos con frecuencia entre amigos y conocidos, con retrasos que no son de recibo.

En 2018 la sanidad desbancó a los bancos y a las compañías de telecomunicaciones y, por primera vez, fue el sector que más quejas acaparó en FACUA-Consumidores en Acción.

El Defensor del Pueblo, Francisco Fernández Marugán, presentó en junio el informe de 2018: las demandas por cuestiones sanitarias crecieron un 60% en ese año 2018.

Hay una crítica ciudadana generalizada, que coincide con los datos aportados por el Defensor del Pueblo y FACUA-Consumidores en Acción.  Estos días se oye lo ya conocido: “pobre del que tenga que ir a un hospital en agosto, porque los hospitales están en cuadro”.

Por el contrario, hay datos de que las olas de calor veraniego ocasionan miles de consultas, urgencias y, por desgracia, provocan muchas muertes: sin embargo, la sanidad cubre mínimos, y basta hablar con médicos de atención primaria, médicos de hospitales y enfermeras para certificar la saturación e insuficiencia de atención médica en los meses de verano.

Y el colmo es que, en estas fechas, algunos responsables de la sanidad recuerdan que a Urgencias se debe ir cuando es preciso. Puede haber abusos por parte de algunos pacientes – que son “impacientes” -, y seguro que los hay, en agosto y en el resto del año, pero no deja de ser una cortina de humo ahora para intentar acallar evidentes deficiencias.

Nos llegan datos de familiares, amigos y conocidos sobre una deficiente atención sanitaria, que  debe ser el primer servicio público de calidad y rapidez. Lo fácil es decir que somos más exigentes conforme pasan los años. Más bien la sociedad está harta y está reaccionando, con quejas y demandas, ante unas listas de espera que sonrojan, e incluso cuesta creernos algunas citas para el especialista que nos parecen tercermundistas.

Un botón de muestra reciente es lo sucedido en el Hospital de Vinaroz, en la provincia de Castellón. Han dado cita a un paciente  para el neurólogo  ¡para el 4 de noviembre de 2020!

Hace unos meses, el famoso Doctor Cavadas afirmaba que la sanidad pública en España es buena, tirando a muy buena, en el Top 10 de los países de nuestro entorno. Quien era jefe del Servicio de Cirugía Reconstructiva del Hospital de Manises (Valencia), un hospital público, famoso por sus trasplantes y cirugías de reconstrucción, acaba de pasarse a un hospital privado valenciano, el Vithas Nisa 9 de Octubre, alegando agotamiento y que no da abasto.

 

La sanidad pública debería tener los mejores médicos. Sin embargo, también oímos a muchos conocidos que, cuando tienen algo grave y los medios económicos se lo permiten, van a la sanidad privada. Por rapidez y por calidad de atención sanitaria.

Mientras tanto, la ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, afirmó el pasado 12 de agosto que hay que endurecer  el consumo del tabaco y del alcohol, denominándolas “drogas legales”.

Como me dice un amigo médico, las declaraciones de la ministra en funciones son una cortina de humo para intentar distraernos de los auténticos problemas sanitarios de nuestro país, precisamente en un mes de agosto. Otra cortina de humo en agosto.

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