Quim Torra dialoga amenazando

Quim Torra.
Quim Torra.

La palabra “diálogo” está cada vez más desvirtuada entre los políticos, y desde luego los líderes independentistas catalanes están contribuyendo en gran medida. Y no digamos el respeto al derecho y a la justicia, que sólo aceptan si se adaptan a sus pretensiones.

Quim Torra, el presidente de la Generalitat de Cataluña, lo dijo alto y claro el martes pasado: sólo contempla un referéndum de autodeterminación y sólo aceptará la libre absolución por parte del Tribunal Supremo a los líderes encarcelados.

Pedro Sánchez ha ofrecido – penúltima oferta, habrá que ver cómo cambia – un referéndum en Cataluña de autogobierno. Ciudadanos se ha alarmado porque no encuentra qué competencias se pueden traspasar a Cataluña, porque las tiene todas, salvo la que quiere Torra que es declarar la independencia unilateralmente y sin tener en cuenta la mayoría social catalana.

Habrá que ver la movilización social del 11-S, que parece menor a estas alturas de lo que desearían los independentistas. Y también habrá que ver la movilización de los no independentistas en Cataluña, porque deben mostrar su fuerza en estas semanas.

Torra habla de libertad. Me ha recordado el pequeño detalle de lo que está sucediendo con los lazos amarillos: la diferencia entre los que los ponen y los quitan es que los segundos van con la cara tapada, para evitar represalias. Curiosa paradoja: libres para poner lazos independentistas, incluyendo edificios públicos, represaliados los que los quitan.

Sigamos hablando de diálogo y libertad. Varios vecinos de diversas localidades catalanas se sienten coaccionados si, en ciertos ambientes o lugares, no llevan lazo amarillo. Se les mira con reticencia y casi sentencia condenatoria de ciudadanos de segunda categoría, que parece hay que clasificar ya ahora, para ir engrosando listas de sospechosos hasta para diversas tareas profesionales. Es una práctica dictatorial más y que, como comentaba un colega, puede ir camino de obligar a llevar un lazo amarillo, recordando prácticas xenófobas de regímenes que prefiero ni mencionar.

Eran de esperar las amenazas de Torra. Falta ver cómo Pedro Sánchez encara los próximos acontecimientos, con la curiosidad de que los votos independentistas catalanes auparon al poder al líder socialista y le pueden dejar caer. Es lo que sucede por arañar unos escaños que buscarán el chantaje permanente.

¿Qué les prometió Pedro Sánchez para que le hicieran presidente? O simplemente los líderes independentistas vieron evidente que, apoyándo a un presidente que tiene 84 escaños solamente, sacarían rédito con toda seguridad.

Mientras tanto, Sánchez deja caer que, si no saca los Presupuestos de 2019, podría convocar elecciones. Es una amenaza más, sabiendo que más baile en La Moncloa puede asustar ante el “dialogante” independentismo catalán.

 
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