Sorpresas del 26-M

Pedro Sánchez, en el escaño que volverá a ocupar en el Congreso de los DIputados.
Pedro Sánchez, en el escaño que volverá a ocupar en el Congreso de los DIputados.

En las elecciones del 28-A ya hubo unas cuantas sorpresas, aunque algunos lo nieguen o puedan matizarse: la debacle mayúscula del PP, el susto de Compromís con un solo diputado nacional y un menor apoyo a Vox del que se esperaba – unos lo “temían”, otros lo deseaban mayor -  pueden sintetizar las grandes sorpresas, porque se veía venir el auge del PSOE y la disminución de votos a Podemos. La fragmentación del voto del centro derecha ha hecho posible la jugada-maestra del hábil Pedro Sánchez al adelantar las elecciones.

Se detectan síntomas de que el 26-M va a haber sorpresas respecto al 28-A, y eso que apenas hay un mes de diferencia. No creo que el voto de las generales sea trasladable sin más a las municipales y europeas, y autonómicas en muchas comunidades de España.

Hay algo en nuestra idiosincrasia y en la situación política actual que nos lleva al gusto por la sorpresa, a hacernos imprevisibles, aunque sea para llevar la contraria a las encuestas y los dirigentes políticos, de los que tan distanciados están los españoles  Lo que se votó hace unas semanas no será fotocopiado dentro de unos días.

Mientras,  Sánchez  se vuelca con el fallecimiento de Alfredo Rubalcaba, tras la “limpia” de rubalcabistas, y Felipe González le dice que vuelva a contar con ellos: la coherencia no es precisamente una clave en la política de Sánchez, sino el poder, y “cortar cabezas” todo lo posible para que nadie le haga sombra en el PSOE, o simplemente orillar a quienes no le apoyaron o pueden traerle problemas. Otra más del presidente del Gobierno. No ha de olvidar que las claves del voto del pasado abril fueron las que fueron, y son distintas en las elecciones del 26-M, aunque eso ya a Sánchez le importa  menos: él sigue en el poder.

Indudablemente, influyen diversos factores para la sorpresa. Por ejemplo: la comprobación del centro derecha de que el castigo al PP ha traído consigo una pérdida considerable de diputados, más de lo que algunos desearían – dentro del mismo PP “castigado” -, y ahora pueden retornar al PP votos que se perdieron en las generales.

Puede confirmar el PP su hundimiento, o llegar a gobernar en diversas comunidades autónomas importantes pactando con Ciudadanos y Vox – pacto a la andaluza -, y en no pocas ciudades y municipios: atentos a Madrid y Valencia, por ejemplo.  Y a ver en qué lugares Ciudadanos supera al PP, liderando gobiernos autonómicos o municipales. En ese sentido, el carácter de “segunda vuelta” del 28-A puede deparar no pocas sorpresas.

La sorpresa también puede venir del sentido mismo de las municipales. Siempre se ha dicho que las municipales anticipan las generales, pero en este caso  primero han sido las generales.  A la inversa pienso que no es tan cierto: las generales no influyen tanto en las municipales o autonómicas. En las municipales se vota más a las personas que a los partidos, aunque por supuesto es matizable semejante afirmación: hay personas que votan siempre al mismo partido.

Al influir más las personas, teniendo en cuenta la estructura consolidada y extendida por todo el país  del PSOE y PP – desde luego no en Cataluña y País Vasco -, parten con ventaja para liderar tripartitos, pero que no tienen por qué ser en la línea del 28-A. Y Ciudadanos puede ser quien gobierne, con PP y Vox, o atentos a posibles pactos de la formación de Rivera  con los socialistas: 26-M con sorpresas a la vista, se detectan ganas en el electorado de castigar de otro modo a ciertos políticos.

 
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