Teruel Existe en el Congreso y en el Senado

Tomas Guitarte, diputado de Teruel Existe.
Tomas Guitarte, diputado de Teruel Existe.

Como turolense de nacimiento, el éxito de Teruel Existe en las elecciones generales del pasado domingo no me ha sorprendido, y me he alegrado. Sólo ha sorprendido a la encuesta del CIS de Félix Tezanos, pero es que no ha acertado en nada, salvo en sus deseos de lanzar al PSOE.

Teruel Existe ha hecho historia, pues es la primera vez en España que una agrupación electoral obtiene representación parlamentaria.

Según dicen los candidatos, la decisión de presentarse a las elecciones es porque muchos turolenses se lo pedían, al ver que en 20 años de reivindicaciones la plataforma  ciudadana no conseguía nada, y teniendo representación política podía lograr más, al menos algo, que no es poco.

Ya la propia campaña electoral ha servido para que se hablara de Teruel y su aislamiento. Los candidatos han hecho un esfuerzo ímprobo, recorriendo pueblos sin regatear tiempo.

Los resultados sorprendieron, no por el hecho de que haya obtenido un diputado, Tomás Guitarte, sino porque ha superado incluso en votos al PSOE y al PP. El hartazgo turolense es tan grande que ha recibido votos de todo tipo de ideologías, buscando la supervivencia de la provincia y una vida digna.

Teruel capital tiene 35.000 habitantes; la provincia, 134.000 habitantes. Cada día pierde habitantes la provincia.

Entre los comentarios, recuerdo algunos durante décadas: “Teruel existe, pero poco”, o bien “Teruel existe…todavía”, o bien “tiene más estudiantes la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid que habitantes Teruel capital”.  Esos comentarios han ido avivando en los turolenses el tesón aragonés, buscando soluciones al aislamiento sangrante al que se le ha sometido, tanto por Gobiernos del PSOE como del PP.

En la práctica, el argumento para no dedicar a la provincia de Teruel un mínimo de inversiones es que había poca población, y los políticos buscan población=votos. No se tenía en cuenta que es una provincia de paso entre importantes ciudades españolas y para el tráfico comercial. E ignoraban que, con menos votos que en otras provincias, podían sacarse escaños en Teruel, como ha sucedido.

Las bromas seguían abundando, y suprimiendo servicios públicos de transporte, dejando el ferrocarril en un estado tercermundista a su paso por la provincia, con una muy deficiente cobertura de internet en toda la provincia, incluida la capital.

 

Los medios de comunicación han comprobado estos días las limitaciones de Teruel para hacer una cobertura digna, a la altura del siglo XXI, en plena capital. No ha sido preciso explicarles más.

Cuando a quienes viven en la provincia de Teruel se les habla de que hay soluciones contra la despoblación utilizando internet, por ejemplo, la paciencia salta por los aires. No hay garantía de enviar o recibir un correo electrónico, las descargas en internet se hacen eternas. Ni comercios, ni empresas ni particulares pueden trabajar con dignidad. Un estudiante no sabe si podrá llevar a cabo un trabajo o consultar documentación, porque internet sólo es en la práctica para grandes urbes o provincias muy pobladas.

Se ha hablado más de Teruel en estos tres días que en décadas de reivindicaciones. Ya es un éxito de Teruel Existe.

Su programa se basa en propuestas realistas para ejecutar en cuatro años. De la eficacia de estos cuatro años, tomarán nota otras plataformas de la España Vaciada, y ya veremos qué sucede en las próximas elecciones generales, porque puede haber más candidaturas de la España Vaciada.

Otro éxito que ha logrado Teruel Existe es que, en el acuerdo de Gobierno de coalición entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, uno de los diez puntos es precisamente adoptar medidas contra  la despoblación. Eso hubiera sido impensable hace cuatro días.

Los turolenses despertamos simpatía, tenemos fama de trabajadores, constantes y esforzados. Pero ya era hora de que Teruel sólo sea noticia por la climatología, con reiteradas mínimas de España.

Teruel no se ha resignado a ser una extensa provincia castigada por el clima, condenada a prácticamente desaparecer, y sólo conocida por Dinópolis, el aeropuerto de Teruel o los bellos pueblos del Maestrazgo.

 Nunca ha pretendido privilegios, sino justicia, algo que está muy arraigado en la historia y la personalidad aragonesa.

Un diputado y dos senadores tras el 10-N no son la panacea ni la garantía de la resolución de los problemas de una provincia aislada y castigada. Pero es un paso más, un signo de vida, un halo de esperanza, que no es poco.

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