El trato privilegiado a Isabel Pantoja
Un “reset” más profundo de lo que parece, que afecta a muchos ámbitos y que nos incumbe a todos, no sólo a los políticos, que es el sector que está probablemente más en el punto de mira en España.
Está en boca de todos, por ejemplo, el trato privilegiado que tiene Isabel Pantoja en la cárcel, afirmando los funcionarios que la Pantoja vive como en un hotel. La directora de la cárcel de Alcalá de Guadaira lo niega. La denuncia procede de 56 de los 70 funcionarios, que tienen miedo a dar la cara por represalias profesionales, pero el Ministerio del Interior ya ha empezado a preguntar a los funcionarios y aclarar lo sucedido.
Nefasto que se dé un trato privilegiado a Isabel Pantoja, nefasto que unos profesionales no puedan ejercer su derecho-deber de denunciarlo con nombre y apellidos, porque tendríamos que gozar de una libertad y justicia que permitan las denuncias sin represalias.
Tras esta investigación del trato a la Pantoja, esperemos que se sepan las conclusiones y, en su caso, las medidas que se tomen. Y qué sucede con los funcionarios que la han denunciado, no sea que haya traslados o no renovaciones de contratos.
Los privilegios no son exclusivos de épocas pasadas, siguen existiendo bajo diverso ropaje. Privilegios tienen los bancos rescatados en España, y en otros países, porque su rescate lo estamos pagando entre todos los ciudadanos – igual que los niños no vienen de París, todo dinero público sale siempre del bolsillo ciudadano – y se ha hecho, en bastantes casos, con flagrante injusticia, sin obligar a los bancos a unas contraprestaciones ciudadanas
Todo lo contrario, los bancos siguen subiendo sus cuotas de mantenimiento de cuentas y cobran cada vez más por los servicios que prestan. Los 22.000 millones de euros que ha costado el rescate de Bankia, por ejemplo, los tiene clavados en la cabeza y en el bolsillo todo ciudadano.
La nueva alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, ha logrado que BBVA y Banco de Santander pongan 1.500 pisos a un alquiler social de 300 euros. Tenía que haberse hecho mucho antes, pues es inaudito que los bancos tengan miles de pisos embargados o en venta. ¿Y los de Bankia? Si eso es populismo o ser de izquierdas, no estoy de acuerdo, es algo propio de la justicia social.
