Esperanza no se va. Esperanza se mueve

A nadie han pasado inadvertidos (es imposible) los fuegos artificiales desplegados estos días por Esperanza Aguirre tras varios meses de perfil bajo. Ha sido consumarse la derrota de Madrid (y particularmente de Ana Botella) en su camino hacia los Juegos Olímpicos y comenzar la fanfarria.

El sueño de Esperanza Aguirre ha sido siempre convertirse en alcaldesa de Madrid. Es lo que describió hace unos meses una persona que lo escuchó de su propia boca. Ella no ha tenido reparos nunca en reconocer en privado que su máxima ilusión sería gobernar la capital de España.

Considera que este destino no le exigiría tanto esfuerzo físico como demandaba la presidencia de la Comunidad de Madrid. Que cuadra perfectamente con sus expectativas actuales y las necesidades que debía cubrir cuando abandonó la sede de Puerta del Sol. Es perfecto.

Esto es tan cierto como que en el equipo de la propia Ana Botella ya son conscientes de la que se les viene encima. Aguirre no se ha marchado. Permanece al frente del PP de Madrid con esta intención. Hay inquietud y recelo.

¿Y Rajoy qué tendría que decir sobre esto? En Génova recuerdan el pragmatismo que caracteriza al presidente del Gobierno. Él encargará encuestas y sondeos de opinión medio año antes de la cita electoral, situando varios nombres en el papel. El que gane será designado porque Madrid no se puede perder. Y es conocido el tirón popular de Esperanza...

Por si acaso, ella sigue en su particular campaña, cultivando al elector medio: declaraciones, blogs, columnas, tuits, mensajes, ruedas de prensa, propuestas, críticas a su propio partido...

Todo contribuye a cumplir un sueño.

Más en twitter: @javierfumero

 
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