Presidente José Blanco

Es extraño pero es así. José Blanco ha hecho mutis. Se encuentra ‘missing’. Desaparecido. Un diputado raso, que apenas desgrana declaraciones aquí y allá. Absoluto perfil bajo. Discreción. Varios pasos atrás.

Digo que resulta extraño porque todavía recuerdo cuando en Madrid no se hablaba de otra cosa que de la fulgurante trayectoria del político de Palas de Rey.

Su estrella llegó a brillar mucho, muchísimo, en la capital. Era propiamente un galáctico.

Portavoz del gobierno, llegó a manejar con imperio el ingente presupuesto del Ministerio de Fomento cuando el pozo todavía no se había secado. Mano derecha y confidente de Zapatero. Aliado del vicetodo Rubalcaba. Primero secretario de Organización del PSOE y después, vicesecretario general. Desde Ferraz, controló como pocos lo han conseguido los terminales autonómicos y municipales del partido socialista.

Recuerdo un desayuno informativo en Madrid del entonces ministro, con asistencia de políticos, empresarios y periodistas. Desplegó en aquella ocasión sus dotes de estadista en el discurso introductorio. Poco después, llegó la primera pregunta desde el público:

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-- ¿Va a haber un próximo presidente del Ejecutivo de Lugo?

-- No. No está en la agenda que haya un presidente del Gobierno de Lugo.

Esta fue la respuesta de Blanco, entre irónica y mordaz. A mí me llamó la atención aquel “no está en la agenda”. Porque venía a decir que no lo descartaba rotundamente.  Y podía haberlo hecho.

Cuánto ha llovido desde entonces. Cuántas cosas han pasado. Cuántas noticias, cuántos avatares. Fundamentalmente, el ‘caso Campeón’.

Pero no sólo.

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