Y si Santiago Carrillo dice la verdad

Santiago Carrillo ha dejado un testimonio escrito en el que asegura que no supo de los trágicos fusilamientos de Paracuellos hasta mucho después de que sucedieran y que el ‘shock’ fue tremendo. ¿Debemos creerlo? Personalmente no tengo respuesta. Lo digo sinceramente.

El histórico dirigente del PCE, que falleció el pasado 19 de septiembre, ha dejado escrito en sus Memorias que no tuvo relación con las órdenes para ejecutar en Paracuellos a los presos de la cárcel Modelo en noviembre de 1936, que se enteró por el cónsul de Noruega y que en ese momento casi cayó “en estado de coma”.

Carrillo siempre defendió en vida que la matanza de militares sublevados en Paracuellos fue una acción protagonizada por descontrolados. Que él, como delegado de Orden Público y miembro de la Junta de Defensa de Madrid, no tuvo nada que decir aquellos trágicos días 7 y 8 de noviembre.

Sin embargo, importantes estudiosos llevan años asegurando que Carrillo falta a la verdad. El historiador Paul Preston, por ejemplo, afirmó en 2011 que “hay pruebas de peso que dejan claro que estuvo totalmente involucrado”.

Preston aludía a las felicitaciones que habría recibido por haber aniquilado la Quinta Columna durante el pleno del comité central del PCE celebrado en 1937 y a un documento sobre un supuesto pacto entre las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) y la CNT-FAI para acabar con los prisioneros.

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No obstante, yo me pregunto: ¿Y si Santiago Carrillo dice la verdad? ¿No hubiera podido dejar una confesión pública asumiendo su responsabilidad y una petición de perdón? ¿Qué sentido tiene empeñarse en mantener una mentira una vez muerto? Y si hubiera pedido perdón, ¿seríamos capaces de perdonarle?

Insisto: no tengo respuestas.

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