Javier Fumero

La reconciliación

Pedro Sánchez y Susana Díaz.
Pedro Sánchez y Susana Díaz.

Qué quieren que les diga: yo no me lo creo. Ver a Pedro Sánchez y a Susana Díaz achuchándose ante las cámaras y los militantes, de buen rollo, me parece un montaje.

Es conocido que no pueden ni verse. Se detestan el uno al otro. Sin remedio. Ella considera que debía ser la actual presidenta del Gobierno, que tuvo mala suerte al cruzarse con un obstinado como Sánchez, pero que ella representa como nadie el socialismo que necesita España. Sin embargo, ahora le favorece que su rival esté en La Moncloa. Las encuestas demuestran que eso suma para revalidar la presidencia de la Junta de Andalucía.

Y él sabe que Susana no comulga con su idea del PSOE, con su programa de gobierno y con su modo de afrontar algunas cuestiones importantes, por ejemplo, Cataluña. Pero entiende también que él mismo no puede ganar unas elecciones generales sin Andalucía. Necesita que allí el partido (o sea, Susana) siga ganando.

Por eso los dos hacen de tripas corazón. Es la política.

Les pongo un ejemplo sobre lo paradójico del asunto. En las últimas semanas se ha puesto en marcha un plan, promovido por hooligans sanchistas en Andalucía, que anima a los militantes a acudir el 2 de diciembre a las urnas y votar PSOE, sí, pero tachando en la papeleta el nombre de Susana Díaz.

Es una aberración, se escucha decir estos días hasta en Ferraz, porque el voto no contabilizaría, sería un voto perdido para el socialismo al considerarse manipulado. Pero el cabreo de algunos socialistas andaluces con Susana es tan grande, el enfrentamiento entre ambos es de tal calibre, que no está resultando nada fácil frenar la iniciativa.

Por lo tanto, de reconciliación nada. Se trata más bien de un armisticio… y temporal. Ya lo verán.

Más en twitter: @javierfumero

 
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