Javier Fumero

La nota de Pablo Iglesias e Irene Montero tiene tela

Pablo Iglesias e Irene Montero.
Pablo e Irene, en la sede de Podemos

Me ha parecido muy relevante la nota difundida este lunes por Pablo Iglesias e Irene Montero. A mi juicio este texto contiene una importante ‘carga de profundidad’ a la que se le debe sacar mucho partido. Intentaré explicarme.

La vida política nacional lleva meses sumida en la crispación. Las posturas parecen más enfrentadas que nunca. Todo se vive con mucha intensidad y pasión. Desde las trincheras. Es como si nos fuera la vida en ello.

En medio de toda esta agitación, Pablo e Irene se descuelgan con una nota llamativamente humana.  La política –parecen decir- no es lo más importante de esta vida. Y esto es algo –insisto- que, a veces, observando la realidad nacional, no parece tan obvio. O al menos, algunos no parecen tenerlo tan claro.

El escrito de los líderes de Podemos demuestra mucho sentido común y sensatez. Es imposible para una persona de bien no sentir empatía hacia quien ha sufrido tanto por la salud de unos bebés nacidos prematuramente y con complicaciones. En ese caso, hay que dejar de lado cualquier alineamiento ideológico y demostrar humanidad. Pero ellos son los primeros en hacerlo.

Sensibilidad, compasión y ‘fair play’. Ver a los máximos representantes de la formación morada alabar la sanidad pública de Madrid, donde gobiernan PP y Ciudadanos, es muy relevante. Sobre todo si recordamos alguna afirmación realizada por Pablo Iglesias hace un tiempo:

-- “¿Se puede asesinar desde un despacho? ¿Puede haber terroristas cuyo modus operandi sea firmar decretos o llegar a acuerdos con empresas privadas? A mí me parece que lo que estamos viviendo en la sanidad madrileña es que determinadas decisiones políticas que hacen forrarse a ciertas empresas privadas y a ciertas aseguradoras se traducen en que hay gente que va a morir antes de tiempo. Porque eso es lo que pasa cuando la atención sanitaria es peor y cuesta más dinero. Algunos dirán que esto es demagogia. Yo opino que una verdadera política antiterrorista sería la que persiguiera a los que pretenden hacer negocios con la salud de la gente”.

Años después de este exabrupto, todavía afectados por dos meses de dolor, angustia y total dedicación a Leo y Manuel, han aterrizado las ideas confrontándolas con el desempeño de un plantel de profesionales implicados, eficientes y cercanos. Entonces se valora de forma muy diferente la realidad:

-- “Todo ha sido posible gracias a un equipo de profesionales de la sanidad pública además del cariño y apoyo de nuestra gente” (…). “Nuestros hijos tienen hoy dos meses porque nacieron en un país que cuenta con algo mucho más importante que cualquier himno o bandera: un sistema sanitario universal”.

Insisto. Mensajes como este redundan en beneficio de la sociedad. Ayudan a priorizar,  a medir correctamente, a evitar cegueras y espantar ofuscaciones y sectarismos. La parte final de la nota es el mejor canto a la magnanimidad:

-- “Tampoco olvidaremos que algunas de las palabras más hermosas, algunos de los abrazos más sinceros, algunos de los consejos más provechosos, vinieron de nuestros adversarios políticos. Somos republicanos pero recordaremos que un rey y una reina llamaron para preguntar por nuestros hijos y que todos nuestros rivales políticos preguntaron con frecuencia cómo estaban. Somos ateos pero explicaremos a nuestros hijos que nuestros amigos creyentes rezaron por ellos. Nos consta que la Virgen del Tránsito, Santa Rosa de Viterbo y Santa Maria Liberatrice fueron interpeladas (y nunca se sabe…). Hay pocos gestos de amor y amistad más hermosos. Enseñaremos a nuestros hijos que sean siempre respetuosos con el que piensa distinto porque la humanidad, la decencia y la amistad no son el patrimonio exclusivo de ninguna causa.

 

A Pablo e Irene les digo: mi más sincera enhorabuena por la recuperación de los pequeños y mi felicitación por este mensaje tan honesto y valioso.

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