El prestigio de los profesores

Hace unos días, el presidente de la Comunidad de Madrid hizo hincapié en la importancia y necesidad de mejorar la formación de los docentes españoles. Estoy de acuerdo. Es una inversión prioritaria porque repercute de forma directa en la mejora de la sociedad.

Es cierto que si se progresa en la preparación de los propios periodistas, de los jueces, de los médicos o de los políticos –podríamos seguir con la enumeración de profesiones relevantes- también se notará (para mucho bien) en todas nuestras vidas.

Pero el desempeño de los profesores tiene dos singularidades especialmente importantes. A saber: a) intervienen en un momento especialmente relevante de la vida de las personas (infancia y adolescencia); b) y su tarea no consiste sólo en impartir conocimientos sino que conforman personalidades, formas de ser... aquello que permite después alcanzar la felicidad, como mayor o menor tino.

Lo que quiero decir es que un docente no actúa en la periferia de los seres humanos, en la carcasa, el chasis o el armazón, sino en la conformación de su mismo sistema operativo. Por eso nos jugamos tanto con ellos. Por eso valoro tanto su dedicación.

Creo que no soy el único que piensa así. De hecho, el otro día pude leer un estudio que lo confirma. El informe asegura que el prestigio del docente español no ha disminuido en los últimos 20 años; todo lo contrario.

El trabajo tiene por título El prestigio de la profesión docente. Percepción y realidad’ (julio 2013) y ha sido realizado por la Fundación Europea Sociedad y Educación (EFSE), en colaboración con la Fundación Botín: puede consultarlo aquí en PDF.

Para su elaboración se ha realizado una encuesta telefónica a 807 personas, de 18 a 75 años (el error máximo estimado de los datos, a escala nacional, es de 3,5%). Y algunos datos que ofrece son significativos:

-- La encuesta revela que el prestigio de los profesores es una pieza clave en la mejora de la enseñanza. Un 78,3% de la población encuestada coincide en que un aumento del prestigio docente tendría efectos positivos en los resultados del sistema educativo.

Los encuestados, satisfechos en general con el nivel de preparación de los docentes, atribuyen un peso notable a la vocación en la decisión de dedicarse a la enseñanza. En una escala del 0 al 10, los encuestados califican con un 7,22 la preparación de los maestros de Primaria y con un 6,98 a los profesores de Secundaria. En cuanto a la vocación, califican a los primeros con un 6,98 y con un 6,59 a los segundos. Un 80,3% cree que en la decisión de dedicarse a la docencia pesa mucho la vocación.

 

-- Hay un amplio acuerdo respecto a las medidas orientadas a mejorar el prestigio de los docentes. Puntuadas de 0 a 10, por grado de utilidad, destacan: mejorar la formación inicial (8,18) y permanente (8,40) del profesorado, así como ser más exigentes en su selección (7,26). Aumentar su autonomía profesional (7,50) y su autoridad (8,29). Contar con más medios que faciliten su desempeño (8,68), y mejorar su salario (5,32).

-- Los encuestados hacen responsables de la opinión sobre el prestigio de la profesión, en primer lugar, a los padres de los alumnos (44,2%), seguidos de los políticos (42,9%). A continuación estarían los propios profesores y maestros (31%), y los alumnos (29,4%). Los medios de comunicación apenas están presentes, pero, si en algo influyen es por la notable presencia de noticias negativas sobre el profesorado.

Este comentario pretende, precisamente, salirse de esta última tendencia. Apoyemos y valoremos más a los profesores: a todos nos irá mejor.

Más en twitter: @javierfumero

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