Javier Fumero

Vuelve la mili

Paracaidistas en el desfile 12 octubre 2018. Álvaro García Fuentes (@alvarogafu)
Paracaidistas en el desfile 12 octubre 2018. Álvaro García Fuentes (@alvarogafu)

Me llama la atención este movimiento que comienza a imponerse en algunos países europeos a favor de una recuperación del servicio militar, bajo determinadas circunstancias y condiciones.

La supresión de la mili llegó a nuestra país como una demanda social imposible de desoír. Se acometió por aclamación. Un ejército compuesto de reclutas obligados a renunciar a sus vidas durante un año para tomar las armas parecía excesivo. Máxime cuando crecía el clamor por la paz y la no violencia.

La solución prácticamente universal fue optar por un ejército profesional, pagado, con integrantes que decidieran libremente elegir ese modo de vida frente a otras alternativas.

Pero han pasado los años y la sociedad ha seguido evolucionando. Y en Suecia, por ejemplo, se encontraron con un problema. Siete años después de suprimir la mili obligatoria se pudo constatar que faltaban efectivos. Hacían falta más brazos. El agujero era, concretamente, de 7.000 soldados.

Por eso, en la primavera de 2017 el Estado obligó a 90.000 jóvenes nacidos en 1999 a rellenar un formulario a través de Internet. Se les preguntó por su salud, sus estudios, su plan profesional… y por su interés en realizar el servicio militar.

Del total, sólo 6.000 candidatos fueron seleccionados para pasar unas pruebas físicas y psicológicas. Finalmente, un grupo de 2.500 muchachos, incluyendo 400 chicas, fueron llamados a filas. A esa cifra hubo que sumar, atención, otros 1.500 jóvenes que no habían sido elegidos pero que, al descubrir esta posibilidad, se ofrecieron como voluntarios. Algunos manifestaron su intención de continuar con una carrera en el ejército después. Así fue como Suecia recuperó la mili.

En Francia también se está valorando esta cuestión. El presidente Emmanuel Macron ya habló durante la campaña electoral que le llevó al Elíseo de instaurar un servicio militar obligatorio de un mes para jóvenes de entre 18 y 21 años que supusiera “una experiencia ciudadana de la vida militar, de la mezcla social y de la cohesión”.

Sin embargo, tras llegar al gobierno, el mandatario ha evolucionado su propuesta inicial hacia una “mili cívica”, social, sin apenas carácter castrense. Ahora se habla de actividades deportivas, cursos de primeros auxilios y orientaciones para la adquisición de destrezas útiles para “situaciones de crisis”. Durante este periodo obligatorio también se impartirían “valores cívicos y republicanos”. Como se ve, está todo en el aire.

En España, el equipo de Pablo Casado habla de rescatar esta figura. Eso sí, también con algunas salvedades. El Partido Popular trabaja en la creación de un servicio militar de carácter voluntario y periodo corto -aún no establecido-, específicamente dirigido a jóvenes en edad universitaria.

Será de libre elección: nada de imposiciones. Computará como vida laboral y se estudia la opción de que cuente como beca universitaria, es decir, con sus créditos correspondientes.

 

Veremos si es algo más que un guiño patriota y la demanda social que acabará teniendo.

Más en twitter: @javierfumero

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