Salto del Ángel

El salto del ángel es una modalidad de natación consistente en lanzarse al mar desde un acantilado. No confundir con Salto Ángel, que es la catarata más alta del mundo, muy superior al mayor rascacielos construido. Desconozco si es posible ensayar el salto del ángel en Salto Ángel, trastornos al margen. Lo que sí es posible es precipitarse al vacío desde pendientes muy pronunciadas, como hacen cada año los espectaculares clavadistas en Acapulco.   

            Querer salirse de Europa y de su sistema jurídico y económico, resulta igual de factible que hacer un salto del ángel en una cascada. Para ello se precisa superar el vértigo, estar plenamente convencidos de que la brusca caída compensa el pavor inicial y, en fin, valorar que no siempre se sobrevive a la pirueta. La información y la formación para lograrlo es imprescindible, motivo por el cual no es una práctica muy habitual, precisamente por los peligros que entraña.

            Quienes sostienen que otra Europa social y económica es posible llevan razón. Lo que no está tan claro es que la alternativa sea mejor. Los logros cosechados hasta el momento por la Unión, pese a sus tan censuradas carencias (exceso burocrático, déficit democrático, etc), han sido los indudables artífices del progreso tan notorio que se ha producido en las últimas décadas en el continente. Y no solamente en cuestiones materiales, sino también en términos de paz y prosperidad, en avance de la democracia y de los derechos fundamentales. Esa Europa tan denostada, en el caso de España, nos ha permitido aproximarnos a los países más avanzados, algo que se percibe a simple vista, aminorando hasta hacer desaparecer nuestro ancestral atraso frente a nuestros vecinos del norte.

            La estructura comunitaria, con su derecho a la cabeza, ha conseguido que el continente haya disfrutado del período más dilatado de progreso que hayamos conocido. El marco jurídico extendido a las veintiocho naciones ha generado el mayor producto interior bruto del planeta, junto a los mejores índices de desarrollo humano. Es decir: no solamente el sistema europeo ha contribuido al adelanto en todos los órdenes, sino que lo ha efectuado de modo lo más responsable posible.

            Por tanto, quienes propugnan apartarse de Europa y de su modelo nos tienen que explicar cuál es la opción que estiman superior. Y, en especial, cómo abordarán el tránsito de un régimen a otro, para evitar el desplome de sus sociedades. Será interesante conocer esas fórmulas, en el entendido que existan, para poder decidir entonces con conocimiento de causa. Recientemente, en Grecia, se ha comprobado la realidad de estas tendencias, traducidas en medidas drásticas para cumplir con las normas comunitarias que no se querían acatar, reglas previstas precisamente para garantizar la viabilidad presente y futura de toda la Unión, Grecia incluida.

            No verlo así es tan temerario como querer intentar el salto del ángel en Salto Ángel. 


 
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