Draghizar España

Mario Draghi.
Mario Draghi.

Que tengamos que mirar hacia Italia para admirar algo de su vida política, confirma lo regular que andamos aquí en dicho terreno. La caótica dinámica de su democracia se ha presentado siempre como un paradigma de lo que ningún sistema debiera hacer si desea mantenerse en pie. La secuencia imparable de crisis de ejecutivos de uno u otro signo, las elecciones con resultados imposibles o el nacimiento y muerte de siglas que irrumpen en el escenario y desaparecen por arte de magia, componen un panorama transalpino del que los manuales de buen gobierno recomiendan huir si lo que se persigue es encontrar esa bendita tranquilidad institucional que impulsa a las naciones. 

De un tiempo a esta parte, sin embargo, parece que han empezado a cambiar algo las tornas, dirigiéndose hacia planteamientos un tanto más ortodoxos, si bien aún lastrados por permanentes enredos parlamentarios, que son allí casi una enfermedad sistémica. Aunque se hayan ensayado en el pasado fórmulas de liderazgo en manos de técnicos, como la protagonizada por el influyente economista Mario Monti, en los últimos años han vuelto a resurgir con fuerza, consiguiendo que una colección de partidos y movimientos de lo más variopinto -desde la extrema izquierda a la ultraderecha, pasando por el centro- se puedan poner de acuerdo para entregar el timón a un prestigioso jurista con perfil tecnocrático, Giuseppe Conte. Sus dos mandatos, aunque con altibajos y frecuentes inestabilidades provocadas por unos socios incapaces de estarse quietos, fueron un experimento razonable desde la perspectiva de los intereses italianos, al afrontar los principales dilemas con cierto grado de cohesión y sensatez.

A Conte le ha venido a suceder otro perfil similar, Mario Draghi. El apoyo que ha cosechado en Montecitorio le convierte en uno de los presidentes del consejo de ministros más votado por los diputados en la historia moderna, lo que constituye un sólido espaldarazo a este imperturbable hacendista, con una dilatada trayectoria internacional a sus espaldas en la empresa privada y las finanzas públicas, incluyendo sus años firmando nuestros billetes como responsable del Banco Central Europeo.

Detrás de estos logros, que han permitido que partidos ideológicamente tan opuestos compartan una visión de altura que trate de arrostrar los desafíos de la reconstrucción tras esta devastadora peste china, está la mano de un eximio constitucionalista palermitano, Sergio Mattarella, presidente de la República desde 2015 y una respetada personalidad a la que la Italia actual debe muchos de los discretos esfuerzos que asegurarán su porvenir.

¿Nos imaginamos dejar aquí a nuestro jefe del Estado intervenir en la realidad política cotidiana con la sabiduría y mano izquierda del profesor Mattarella, organizando con naturalidad un gobierno de concentración ante los malos vientos que pudieran avecinarse, nutrido por representantes de las distintas ideologías, proponiendo además que estuviera al frente una figura española reconocida en el entorno socioeconómico interior o exterior?...

Ni Monti, Conte o Draghi se asemejan en nada a los mediocres líderes con que contamos en España, que han acumulado polémicas por la veracidad de sus títulos académicos, sin haber completado tampoco carreras prestigiosas ni trabajado más que en inanes chiringuitos políticos. Los tres líderes italianos, en cambio, alcanzaron la cúspide per aspera ad astra, por sus propios méritos y abandonando en la madurez de sus vidas otros destinos infinitamente más confortables y suculentos que la compleja dirección de su país. 

¿Cabría la posibilidad de convertir en presidente español a alguien de ese jaez, que hubiera destacado en su quehacer profesional previo tras trienios de experiencia, o que tuviera al menos algún oficio o beneficio al que retornar tras su paso por la política?...

Por más que nos pese, tenemos aún bastante que aprender de la tan desacreditada política italiana, que nos está dando una soberana lección de patriotismo y sentido común cuando pintan bastos.

 
Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato