PNV biografiado. En torno a un libro esclarecedor

Biografía.
Biografía.

Es muy difícil la historiografía en las formaciones políticas. Como lo es en las instituciones periodísticas. Los archivos de los partidos políticos son objeto de manipulaciones, mutilaciones, expurgos, de traslados forzosos, de pérdidas inexplicables…El Partido Nacionalista Vasco no es una excepción. Al hacer mi tesis doctoral, y publicar un libro sobre ella, Manuel Aznar, periodista y diplomático[1], tuve que estudiar a fondo la historia del partido, entonces también llamado Comunión, del partido sabiniano, sobre todo en la vertiente periodística, en los años 1913 a 1920. Y tuve esa sensación. En febrero de 1913 apareció el diario Euzkadi, que vino a ser el órgano oficial de este movimiento político que es muy complejo y pluridimensional. Complementaba a los semanarios, a los órganos sectoriales como Juventud Vasca o Solidaridad de Trabajadores Vascos, y otros instrumentos de propaganda más o menos explícita. Para este diario, buscaron un director técnico para lo cual eligieron un perfil de un joven periodista con mucho tirón que escribía en 2012 en el diario integrista La Tradición Navarra, católico militante –formado en los Seminarios de Pamplona y Madrid-, navarro de Echalar, éste era Manuel Aznar. Su vinculación al mundo periodístico del partido duró hasta el inicio de la década de los años Veinte, después de haber concebido con Nicolás María de Urgoiti y José Ortega y Gasset, el periódico El Sol, que dirigió bastantes años,  liberal, ilustrado y con adelantos técnicos de vanguardia de entonces. Aznar abrió los ojos a un horizonte nacional de escritores de valía, estuvo de corresponsal, cronista y comentarista de la Primera Guerra Mundial. Su figura y su trabajo periodístico son muy interesantes de observación en la sucesiva transformación de un movimiento político que empezó con el romanticismo pesimismo del 98, siguió con las convulsiones anarquistas –ahí la Semana Trágica-, el Año Revolucionario de 1917, el ambiente autonomista de 1918 con las mancomunidades como la Catalana al frente-, la paz después de la gran contienda –Aznar como Maeztu, fue claramente aliadófilo-, la Guerra de Marruecos y la Dictadura primorriverista inducida por la monarquía que hacía aguas.

He comprobado de primera mano, el desconocimiento acerca de la evolución del partido nacionalista vasco en esos años y en otros periodos históricos,  por parte de historiadores, de escritores, de políticos y de los propios afiliados o votantes. Incluso de los que le combaten en el terreno de las ideas y en el foro público. Quizás obtengan más éxito sus militantes por la torpeza de sus contrarios –fruto de la ignorancia acerca de él- en combatirlo que por la fuerza de sus argumentos y planteamientos teórico-prácticos. Se atribuye a Lenin, aquello de: Somos fuertes porque no nos conocen.

Fernando Vaquero conoce este partido y en sus abundantes publicaciones, ha contribuido a darlo a conocer. La Biografía no autorizada del PNV, es una muestra clara.

En retazos que no se corresponden con periodos lineales muestra la evolución de la doctrina partidaria desde los hermanos Arana Goiri, con su respectiva orientación, de Dios y Leyes Viejas –JEL-, hasta cuestiones más operativas en la lucha social como la Iglesia Vasca –pensemos en el integrismo original-, la Universidad Vasca, el Deporte Vasco, el valor de la Raza Vasca, el antiespañolismo más o menos descarado, la Cultura Vasca y otras líneas de actuación en los ciento cuarenta años de su existencia.

Comparte el autor con otros analistas que es un partido el PNV que ha practicado la táctica o mejor la estrategia de la Revolución dentro de la Tradición, como “verdadera ruptura cultural y política, diríamos hoy que no es otra cosa que la columna vertebral de la estrategia del PNV, siempre al servició de la ensoñación colectiva, como instrumento de poder y control social. Unas perfecta maquinaria política de múltiples derivaciones económicas”[2] Los pioneros de las dos primeras décadas del partido al filo del cambio de siglo del XIX al XX, no comprenderían nada, la deriva que a través de los años ha tenido la obra que echaron a andar con más o menos conciencia de lo que hacían. Ahí por ejemplo, el sermón del padre Evangelista de Ibero en la catedral de Pamplona en 1902[3], auténtico forjador de la ascética y el modo de vida de los nacionalistas del integrismo radical de la época, del que participaron entre otros Arturo Campión, por referirnos a Navarra en concreto. A Lo largo de su historia la Comunión Nacionalista o PNV ha pactado con integristas, tradicionalistas, republicanos de distintas familias, democracias cristianas –ahí su pertenencia unos años en la Internacional propia-, socialistas, comunistas, derecha republicana, centro –UCD de Suárez- izquierda abertzale con influencias comunes, Partido Popular de Aznar y de Rajoy, pocas horas antes de la traición a éste  del uno de junio de 2018, para echarse en los brazos del gobierno socialista-comunista e independentista presidido por Pedro Sánchez. Fernando Vaquero trata de este pactismo continuo que le ha hecho ganar en cotas de autonomía y de autogobierno que no soñaban ni por asomo los fundadores y dirigentes, y que la situación violenta del terrorismo y sus cómplices, han hecho posible por encima de los preceptos constitucionales de 1978.

No es ajeno el texto que comentamos a los ideólogos como Josep Augustín Chao (Tardets, 1810-Bayona, 1858), o los más recientes como Arzalluz o José Antonio Aguirre, pasando por escritores activistas que preparaban los guiones que los políticos ejecutaban. La célebre frase de unos mueven el árbol y otros recogen las nueces, nos ponen ante el hecho de que en el movimiento nacionalista hay mucho –en palabra que gusta a Fernando Vaquero- de metapolítico.

Especial delicadeza tiene el tema tan complejo y tan tremendo de la relación entre el PNV y el terrorismo etarra. Fernando Vaquero da pistas y sobre todo cifras, fechas y nombres. A los autores clásicos que han tratado el tema, con cierto pudor, unos, con condicionamientos visibles, otros, hay material que hace reflexionar de verdad. Autores como Pío Moa[4], han escrito sobre la influencia de los nacionalismos independentistas en el proceso constituyente español. Hubiera sido éste muy diferente el desarrollo de los momentos de la Transición ya en la época de los Setenta y después de la aprobación de la Carta Magna. Fernando Vaquero, pamplonés de pro,  es especialista también en el caso de Navarra. De la lectura de sus obras, y ésta no es una excepción, puede observarse el hecho de cómo Navarra ha estado en el filo de la navaja, en la mesa de negociaciones de los nacionalismos, siempre insaciables, con el Gobierno de la Nación. No me gusta destripar el contenido de un libro tan sugerente como éste. Sí animo a la lectura atenta, a tomar notas de las aportaciones que realiza a la historia contemporánea, al trasfondo cultural, y a la sucesiva adaptación de los quehaceres políticos a las conveniencias de quienes no considerándose españoles, sacan de la patria común de todas las regiones hispanas, toda clase de beneficios y de inversiones.

Fernando Vaquero ha realizado un servicio más a la inteligencia, al conocimiento de la realidad pura y dura, que añade a su constante desvivir por la concordia de los afines, por el desenmascaramiento de los engañadores, de los muermos que no se enteran de la fiesta, ni de la tragedia en la que a veces se encubre, una pretensión desintegradora de una de las naciones más antiguas del continente europeo: España. 

[1] Jesús Tanco Lerga, Manuel Aznar, periodista y diplomático. Editorial Planeta. Barcelona, 2004; 502 pp. Prólogo, Antonio Fontán. 

 

[2] Biografía, no autorizada…, pág. 40

[3] P. Evangelista de Ibero, religioso capuchino, Sermón predicado en la catedral de Pamplona, el 8 de abril de 1902, ante la imagen de San Miguel de Aralar y presencia del obispo de la diócesis. Biblioteca Católico-Propagandista de Pamplona. Imprenta y Librería de Erice y García. Pamplona, 1902; 16 pp. Es autor de Ami, considerado como catecismo del patriota vasco.

[4] Pío Moa, Una historia chocante. Los nacionalismos vasco y catalán en la historia contemporánea de España. Encuentro. Madrid, 2004, por ejemplo. 

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