Davos 2012: oráculo económico de lo que ya sabemos

cabe prever grandes cambios de aquí a los próximos cinco o diez años, sino una mayor profundización en esas tendencias. Desde su fundación, a principios de los años setenta, por el profesor Klaus Schwab, el Foro Económico de Davos (Suiza) ha tenido por objetivo “asegurar que los líderes mundiales asumen sus responsabilidades –conjuntamente, con fortaleza, y de manera estratégica- para mejorar la situación del mundo cara a las nuevas generaciones”.

En Davos, durante más de cuarenta años, se han reunidos los más importantes líderes mundiales en política, economía, finanzas, sociología y responsabilidad social, para compartir experiencias sobre lo que ha cambiado de manera fundamental en el mundo, proponer nuevos modelos económicos conceptuales, y buscar soluciones novedosas a los riesgos y oportunidades que plantea el futuro. Excepto Naciones Unidas, no me viene a la cabeza un Foro tan importante y de tanto relieve como el de Davos. Citando a su propio fundador, Schwab: “la reunión anual de Davos pone a disposición del mundo una plataforma sin parangón, para que líderes de muchos ámbitos distintos puedan formular la agenda global mundial, a inicios de cada año”.

Confieso que sólo he hecho un exhaustivo seguimiento del Foro de Davos en los últimos ocho años. Echando una mirada atrás en tiempo, Davos nos ha servido a muchos para procurar anticipar tendencias futuras en los cuatro campos que ya he comentado: relaciones internacionales, globalización económica y financiera, evolución de la sociedad y sus valores, asunción de responsabilidades sociales por parte de los principales actores que manejan los hilos del mundo. En 2012, tendríamos que mencionar como principales protagonistas, a los líderes norteamericanos, los de la Unión Europea, los de los países BRIC (Brasil, Rusia, India y China) y los famosos foros G-7 y G-20.

Este año, el presidente norteamericano no acudió a Davos. En su lugar, participó el secretario del Tesoro, Timothy Geithner. 2012 es año electoral presidencial en Norteamérica. Mientras tienen lugar las primarias republicanas que elegirán, entre enero y septiembre (cuando se celebrará la Convención Republicana en Tampa, Florida, que elegirá oficialmente al candidato conservador que se enfrentará a Obama el 6 de noviembre), Obama debe prestar atención a dos frentes: al de la toma de decisiones como presidente y a su condición de candidato por el partido demócrata.

En el caso español tampoco estuvo presente Mariano Rajoy, presidente del gobierno. Acudió el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, quien además de saber de economía y finanzas, también habla un perfecto inglés. Supongo que llegará un día en que el/la presidente/a de España hablará más idiomas que el castellano –José María Aznar, con gran esfuerzo, lo ha aprendido, y es capaz, tanto de dar conferencias en inglés en Estados Unidos, como de conceder entrevistas en directo a la CNN- y nos dejará en buen lugar en los foros internacionales. Durante los últimos ocho años, daba pena ver a José Luis Rodríguez Zapatero aislado del resto de líderes internacionales, por su incapacidad de hablar idiomas.

Representando a la Unión Europea, por supuesto, acudieron muchos burócratas de Bruselas. Pero ninguno de ellos dio la conferencia de la presentación inicial plenaria del Foro de Davos. Dicho honor cayó sobre los anchos hombros de la Canciller alemana, Angela Merkel, quien dejó claro a todos dos mensajes: uno, implícito, que no hay necesidad de vocear, y es el quién manda en Europa, que no es otra nación que la alemana: sigue creciendo económicamente, sus cuentas están saneadas, sus bancos son fuertes, sigue siendo el segundo exportador del mundo y su sector industrial es el que cualquier economista querría para España, a día de hoy, como medida segura para salir de la crisis. El segundo mensaje, sí lo verbalizó Merkel en Davos, al igual que hace en todo lugar donde abre la boca: “es necesaria una mayor unidad de Europa, una mayor consolidación económica y fiscal”. Ya sabemos que, de la Europa de los Veintisiete, 26 países están de acuerdo con Merkel, y uno, Reino Unido, en contra.

Los representantes más destacados del ámbito de la responsabilidad social fueron el matrimonio Bill y Melinda Gates. El fundador de Microsoft y su mujer insistieron en su mensaje de que la crisis “no debe ser una excusa para dejar de ayudar a los países más pobres o no luchar contra las enfermedades”.

Por lo demás, este año, Davos no ha sido un oráculo de anticipación de tendencias futuras. El mundo desarrollado vive ya más de cuatro años de crisis económica, y hay consenso en que estamos, al menos, en el ecuador de la crisis. ¿Previsiones a futuro de Davos, por tanto? Que no nos queda más remedio que seguir luchando y remando contra corriente, para seguir a flote durante los otros cinco años de crisis económica y financiera mundial que tenemos por delante. Luego Davos, en 2012, nos dijo lo que ya sabíamos.

Jorge Díaz-Cardiel, Socio Director de ADVICE Consultants. Autor de Obama y el liderazgo pragmático y La reinvención de Obama

 
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