Previsiones económicas 2017- 2020

A pesar de los acontecimientos geopolíticos y geoestratégicos que suceden en el mundo -desde posibles guerras a desastres naturales- la economía mundial va cogiendo velocidad de crucero. 2017 será un año excelente en PIB y empleo y así será hasta 2020, cuando cambie el ciclo económico.

A medida que ha progresado 2017, ha quedado claro que la economía global se está fortaleciendo. Dos veces los tipos de interés aumentaron en los últimos nueve meses por parte de la Reserva Federal (Fed, el banco central de Estados Unidos), la inflación está controlada en las principales economías, los índices más altos de fabricación por parte de gestores de compras y la caída de las tasas de desempleo en el mundo desarrollado, entre otros, son indicadores de una probable aceleración del crecimiento económico en 2017. Las grandes preocupaciones sobre la economía mundial en los últimos años -caída de los precios, la deflación, rendimiento negativo de los bonos y políticas fiscales excesivamente restrictivas_, hoy lo son menos. En consecuencia, Advice Strategic Consultants espera que la economía mundial crezca un 2,9% en 2017, en comparación con el 2,3% en 2016.

Hay, sin embargo, salvedades a esta narrativa positiva. Las principales economías del mundo se encuentran en puntos muy diferentes de su ciclo económico, lo que significa que el ritmo actual de crecimiento es poco probable que dure muchos años. Consideramos que China sea el más lejano a través de su fase de expansión: no hay evidencia de las limitaciones de capacidad en algunos sectores, y el gobierno está endureciendo la política monetaria a través de una contención gradual del crecimiento del crédito. En los EE.UU., la Reserva Federal está acelerando el ritmo de aumento de sus tasas de interés basándose en la expectativa de una inflación mayor y crecimiento de los salarios. 

La expansión en Europa es menos fuerte, pero está ganando impulso a medida que la recuperación que se ha ido gestando desde 2013 crece y se vuelve más arraigada. Esperamos que el crecimiento de la zona euro se acelere este año hasta el 2,2%, frente al 1,8% del año pasado. El desempleo en la zona euro está en su punto más bajo desde principios de 2009, pero sigue siendo alta en comparación con el resto del mundo desarrollado (y en comparación con los niveles anteriores a la crisis financiera y económica mundial), y hay poca presión sobre los salarios. La deflación sigue siendo un motivo de preocupación en Japón, y, entre los mercados emergentes, Brasil y Rusia están empezando a salir de la recesión. Esta falta de sincronía en la economía mundial evitará un aumento en el crecimiento o la mayor presión al alza sobre los precios de las materias primas. Sin embargo, debido a que el ritmo de crecimiento es gradual, la economía mundial es capaz de expandirse sin avivar la inflación con un protagonismo importante de los bancos centrales (The end of alchemy: money, banking and the future of the global economy. Mervin King, ex presidente del banco de Inglaterra, 2017). Una década después de la crisis financiera, la economía mundial está finalmente en un punto dulce, aunque uno que va a ser de media duración, hasta 2020.

Entre las consecuencias de las mejores perspectivas económicas están el aumento del rendimiento de los bonos. En junio pasado, Mario Draghi, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), sugirió que "las fuerzas deflacionarias" habían sido sustituidas por otras de reactivación. El comentario sacudió los mercados financieros y empujó hacia arriba los rendimientos de bonos hasta 25 puntos básicos en algunas economías de la zona euro. Junto a esto, el Banco de Canadá ha elevado su tipo de interés en dos ocasiones en 2017, y el Banco de Inglaterra (su banco central) está elevando el tono en la misma dirección.

Sin embargo, no parece que un movimiento concertado hacia tipos de interés más altos entre las economías desarrolladas sea inminente. El Banco de Inglaterra apunta a elevar los tipos gradualmente hasta el año 2021. El BCE puede esperar aún más, después de comenzar a disminuir su programa de flexibilización cuantitativa en 2018. El ajuste monetario en Canadá será gradual. La Fed está avanzando lentamente en comparación con ciclos anteriores porque el crecimiento económico es fuerte (3% en PIB y la tasa de paro muy baja, 4,4% o pleno empleo). Todas estas economías aún tienen holgura para crecer en sus mercados de trabajo y están experimentando disminución del índice de precios al consumidor o altos niveles de inflación importada, debido a la debilidad de la moneda. Estas previsiones apuntan a una carga de deuda manejable para los países de la OCDE y un ambiente benigno para los prestatarios de los mercados emergentes con deudas en divisas para refinanciar.

En el contexto de una economía global que se estabiliza, se encuentra el más alto nivel de riesgo político en años. En el epicentro de la posible inestabilidad se encuentra la administración de Donald Trump en los EE.UU.  Trump es un líder impredecible, de piel fina e impulsivo. Esto lo convierte en un aliado difícil tanto para los republicanos en el país (no consiguen sacar adelante ninguna ley importante, como la reforma de la inmigración, la de la sanidad, los impuestos o las infraestructuras, porque el Congreso -en manos republicanas- no se lleva bien con el presidente y sus formas) y los aliados del país en el extranjero. 

También está dando lugar a una política exterior caótica, que, dado el alcance internacional de los EE.UU., tiene consecuencias en todo el mundo. La definición precisa de "America First" es difícil de analizar. Los EE.UU. han tratado de reducir sus compromisos internacionales a través de su retirada del acuerdo sobre el cambio climáticco de París, su salida del tratado de libre comercio Asociación Trans-Pacífico (TTP) y su ambivalencia hacia la OTAN (un día es obsoleta y otro día es maravillosa, según el presidente). Esto está causando que aliados como Alemania y Canadá fortalezcan alianzas en otros lugares -incluyendo rivales de los EE.UU.-, entre ellos Rusia y China. Pero el presidente Trump también ha comprometido más tropas en Afganistán y está coordinando una respuesta de Occidente a Corea del Norte, mientras que las promesas proteccionistas en el comercio internacional aún no se han materializado. En general, el cambio de los EE.UU. para convertirse en un actor internacional impredecible plantea enormes riesgos a la baja para la estabilidad política y el crecimiento de la economía mundial. 

La potencial retirada de EE.UU. del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, negociado por Bill Clinton), las tensiones comerciales con China, que podrían derivar en boicots y embargos o peor, que los EE.UU. y Corea del Norte se enfrenten en un conflicto bélico, tendrían consecuencias para la economía global y serían amplias y severas. Pero el presidente Trump también se ha comprometido a enviar más tropas a Afganistán y formular una respuesta coordinada de Occidente a Corea del Norte, mientras que las promesas proteccionistas en el comercio internacional aún no se han materializado. En general, el cambio de los EE.UU. para convertirse en un actor internacional impredecible plantea enormes riesgos a la baja para la estabilidad política y el crecimiento de la economía mundial. 

 

Mundo desarrollado

La economía de Estados Unidos está en relativa buena forma, impulsada por el crecimiento del empleo y de la rápida subida de los precios de las casas: según el índice SP Case Schiller que mide el aumento de precios tanto en los veinte mercados inmobiliarios más importantes de Estados Unidos, como en todo el país, en 2017, el aumento del precio de la vivienda ha sido, respectivamente, del 5,8% y del 5,7%. Sin embargo, el crecimiento de los salarios ha fallado, a pesar de que la tasa de desempleo cae a su nivel más bajo desde 2001 (4,4% o pleno empleo). El ingreso medio por hogar en Estados Unidos es de 54.000 dólares anuales, similar al de 2006.  En la práctica, los hogares americanos han perdido con la crisis un 20% de poder adquisitivo. Y, lo que es peor, en un país de 326 millones de habitantes, 48 viven por debajo del umbral de la pobreza y 14 millones viven de cartillas de racionamiento proveídas por el estado. La Reserva Federal considera que el ciclo económico actual continuará durante varios años más, hasta principios de 2020. Hasta entonces, el PIB crecerá un promedio de 3% al año, lo que representa la nueva normalidad económica post-crisis para los EEUU, a no ser que el presidente Trump consiga cumplir su promesa de volver a los tiempos de Kennedy, con crecimientos del 4%.

La fase de recuperación en curso en Europa se consolidará durante el período proyectado, aunque el riesgo político se mantendrá alto por fenómenos, por ejemplo, como el Brexit y los movimientos populistas de extrema derecha y de extrema izquierda. Para Japón, prevemos un crecimiento promedio de sólo un 1% al año entre 2018-22. La economía se contrajo por una fuerza laboral que disminuye, un aumento del índice de dependencia de los ancianos y los controles ajustados de la inmigración.

Mercados emergentes

Las perspectivas para los mercados emergentes en 2017-18 es razonable, con una aceleración del crecimiento del 4,4% versus el 3.8% de 2016. Brasil y Rusia, las más grandes -ambas economías emergentes- están a punto de salir de recesiones largas y muchas economías se beneficiarán de un incremento de dos dígitos en precios de los productos industriales. Por otra parte, se espera que las condiciones de financiación sigan siendo relativamente favorables, aunque sujetas a episodios ocasionales de volatilidad.

En 2017 China está en camino de crecer un 6,7%, lo que sería la primera aceleración del crecimiento desde 2010. No nos parece casualidad que ese crecimiento en PIB sea el proyectado por el gobierno chino y que se repita sin variaciones trimestre a trimestre… Sin embargo, este crecimiento se genera, en parte, mediante un aumento del endeudamiento, acompañado por el rápido aumento de los precios inmobiliarios en algunas ciudades. Creemos que esta acumulación de deuda, en particular en el sector empresarial, es insostenible, y creemos que una vez que el presidente, Xi Jinping, haya consolidado su poder en el décimo novena congreso del partido chino del próximo octubre, se sancionarán las políticas para frenar el crédito: en agosto, Xi-Jinping prohibió la inversión en el extranjero de conglomerados chinos como Wanda y HNA por apalancarse en endeudamiento público, creándose una insostenible y peligrosa burbuja de crédito. Las empresas de los sectores de la construcción e inmobiliario serán las más afectadas. Como resultado, prevemos que el crecimiento se desacelerará significativamente en 2018, hasta el 5,8%. Para el año 2022 el crecimiento económico se habrá reducido al 5%. De la misma manera que, aquí, en este Confidencial Digital, en 2012, predijimos que el crecimiento chino sería del 6,7%, cinco años después y hemos acertado.

Con China perdiendo el impulso del crecimiento, India experimentará el más rápido crecimiento de una economía grande de Asia entre 2018-22, creciendo a una tasa promedio anual del 8% en PIB. Sin embargo, la economía también está pasando por un período doloroso. Una ola de préstamos a principios de esta década ha parado en seco a los bancos estatales con malos préstamos. En combinación con el exceso de capacidad en la industria del acero, esto deprimirá los préstamos corporativos y de inversión durante algún tiempo todavía. Esperamos que el crecimiento del PIB en el año fiscal 2016 / 17-2017 / 18 (abril-marzo) sea de un promedio del 7,2%, antes de que el crecimiento se acelere como consecuencia del programa de reformas dirigido por el primer ministro pro-empresarial, Narendra Modi, que busca generar mayores beneficios, especialmente en infraestructuras.

La salida de la recesión de Brasil de los dos últimos años, ayudará a elevar el crecimiento agregado en América Latina, llevándola de nuevo al territorio positivo en 2017. Pero el crecimiento de Brasil será magro debido a la crisis de confianza que han generado los casos de corrupción gubernamentales. Hemos revisado al alza el crecimiento de México de nuevo, hasta el 2,4%; la economía se ha mantenido firme frente a la incertidumbre que rodea a las relaciones México-Estados Unidos, bajo la presidencia de Trump. En Venezuela, desde el interior o desde el exterior no es descabellado pensar en la caída del gobierno encabezado por el presidente Nicolás Maduro: el país más rico en materias primas de América Latina se ha convertido en el más pobre, la polarización política y social dentro del país podría desembocar en una guerra civil y Estados Unidos ha amenazado a Nicolás Maduro con el uso de la fuerza. Los huracanes Harvey, Irma y María, que devastaron el Caribe en agosto y septiembre, a pesar de generar tensión económica severa en el corto plazo, no han alterado la previsión de crecimiento económico para la región en general, ni desde la FED ni desde el FMI.

Las perspectivas de un rápido crecimiento económico en el Medio Oriente y África del Norte (MEA) permanecen reprimidos por el malestar social, la guerra y el terrorismo. Es posible que el boicot liderado por Arabia Saudí a Qatar pueda durar años, ya que ninguna de las partes parece dispuesta a dar marcha atrás. A medida que evoluciona la situación, el conflicto entrará en una nueva fase de endurecimiento de las sanciones económicas sobre el pequeño estado del Golfo, que pondrá en peligro la posición del emir de Qatar, el jeque Tamim bin Hamad al-Thani, y que la economía qatarí entre en recesión. 

En otros lugares de Oriente Medio, se espera una mejoría general de las perspectivas económicas de la región en 2018-22. Irán conducirá este movimiento al alza, debido a un crecimiento de más del 5% del PIB al año. Esto, junto con el impacto positivo de un compromiso amplio para mejorar los entornos de negocio, lo que permitirá un crecimiento más rápido. Sin embargo, los precios del petróleo no serán suficientes para que los exportadores puedan restaurar las políticas fiscales expansivas que estaban en vigor en 2011-14. Después de esta apuesta por el África subsahariana en 2016, cuando el crecimiento fue el más lento en 25 años, las economías han mejorado en 2017-18. Los precios de los productos básicos exportados se elevarán, y el tiempo es probable que sea más benigno, lo que alentará el turismo.

Los tipos de cambio

El dólar siguió debilitándose en septiembre, al igual que los huracanes Harvey, Irma y María crearon incertidumbre sobre las perspectivas de crecimiento de Estados Unidos, hasta que la FED minimizó el potencial impacto negativo en el PIB americano de dichos desastres naturales. El billete verde se encuentra ahora en niveles no vistos desde mediados de 2015 sobre una base ponderada por el comercio. Sin embargo, no esperamos que el dólar se recupere -a corto plazo- a los niveles observados a finales de 2016. A partir de 2020 es probable que se reanude una tendencia de debilitamiento del dólar de la misma manera en que, ese año -si no suceden imponderables de gran calado como guerras nucleares o aún más grandes desastres naturales- el ciclo económico volverá a cambiar (a peor) y la Fed comenzará a recortar los tipos de cambio.

Materias Primas

El acuerdo de recorte de producción de la OPEP no ha conseguido el deseado aumento en los precios del petróleo, o no en la medida en que sus países miembros esperaban. Posiblemente el cártel del petróleo se verá obligado a extender el acuerdo de recorte de producción de crudo hasta la segunda mitad de 2018, para después relajarse gradualmente, y evitar caídas en las bolsas y menos crecimiento económico, como sucede hoy en países como Arabia Saudí, Venezuela o los Emiratos. Esperamos que el precio de referencia internacional, Brent, se sitúe en una media de 52,3 dólares / barril en 2017, ya que el mercado registra un ligero déficit, para ir bajando gradualmente, poco a poco, hacia los 51 dólares / barril en 2018, a medida que la OPEC implementa sus acuerdos y el crecimiento de la demanda se ralentiza en la segunda mitad del año, en particular de China.

En definitiva, si no suceden hechos extraordinarios que cambien los factores en que hoy se basa el desempeño económico mundial, cabe prever un crecimiento económico mundial sólido hasta 2020, cuando el ciclo cambiaría a peor, como hemos explicado anteriormente.

En el caso español, cuyo crecimiento en los dos últimos años ha sido del 3,2%, sería ideal que el Gobierno de turno hiciera las reformas necesarias para, como hemos sostenido siempre en este medio de comunicación, pasemos de ser una economía de meros servicios baratos a otra economía del conocimiento, con base en las tecnologías de la información y la digitalización de empresas y economía. Las grandes empresas españolas están embarcadas hace años en dicho proceso y, tanto las encuestas (2015-2017) del CIS como las de Advice Strategic Consultants dicen que un tercio de los españoles creen que la salida de la recesión y la vuelta a la recuperación económica se debe al empuje de las grandes empresas como la Fundación Bancaria La Caixa y su presidente, Isidre Fainé, Gas Natural Fenosa -cuyo presidente también es Isidre Fainé-, Telefónica, CaixaBank -primer banco de España por cuota de mercado y el más digital del mundo, según Euromoney, Forrester, The Banker y Advice Strategic Consultants) Abertis (líder mundial en infraestructuras y objeto de la operación corporativa más importante del año, debido a la opa de Atlantia), El Corte Inglés (líder europeo en gran distribución y comercio electrónico, Cellnex Telecom -líder europeo en gestión de infraestructuras de telecomunicaciones inalámbricas, Smart cities, etc- Salesforce -líder y pionero en digitalización-, SAGE España -que ayuda de ayuda de manera esencial al 99,88% del tejido empresarial español, que son las pymes/autónomos, a ser más productivas y competitivas gracias a las TIC y la Digitalización-, Bankinter y su liderazgo en banca de empresas y rentas medias-altas, etc.

También dice el CIS que, puestos a elegir entre las grandes empresas españolas, la política económica de los gobiernos o la economía de la Unión Europea y el empuje de la economía mundial, un 35% de españoles confía más en nuestras grandes empresas, que en el resto de actores que pudieren empujar el crecimiento económico español.

Jorge Díaz Cardiel. Socio Director Advice Strategic Consultants. Autor de Éxito con o sin crisis, Recuperación Económica y grandes empresas, Las empresas y empresarios más exitosos de España.


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