Digitalización, el antídoto de la desaceleración

En el caso de que hubiere desaceleración económica, el remedio se llama digitalización. Tanto en la teoría como en la práctica. Estados Unidos tiene la economía más digitalizada del mundo (30% de su potencial, según estudios de Advice Strategic Consultants) y es el país que más crece en Producto Interior Bruto y más riqueza genera, con fuerte repercusión positiva en el empleo porque, con una tasa de paro actual del 3,5%, se dirige al pleno empleo.

En la teoría, basada en incontables estudios de muchos premios nobeles de Economía: Robert Solow, por su estudio de la contribución del crecimiento económico al incremento del PIB y el análisis individualizado de tres componentes: tecnología, capital y fuerza laboral. Su tesis, expuesta en “Growth Theory”, "Investment and technical progress", “New developments in productivity analysis”, entre otras obras, muestra el aumento de la productividad derivada del uso intensivo de las tecnologías de la información. Sus primeros trabajos tuvieron lugar en los años 50, 60, 70 y 80 cuando se produjo la Tercera Revolución Industrial, la de la Computación. Es la época dorada de Intel, Hewlett-Packard, IBM y otros grandes de la informática y la del nacimiento de gigantes futuros como Microsoft y Apple. Le fue otorgado el premio nobel de Economía en 1987.

Michael Spence, premio nobel de economía en 2001 expone en “The next convergence” la explosión económica fruto de la confluencia de la computación y la movilidad, cuando, con el cambio de siglo, informática, conectividad, Internet y teléfonos móviles contribuyen fuertemente al crecimiento y al empleo. Son los años en que Bill Clinton es presidente y, en ocho años (1993-2001) se crean en América 24 millones de empleos con incrementos de salarios y productividad superiores al 6%. Años gloriosos del triunvirato compuesto por Microsoft, Intel y Hewlett-Packard y período de transición hacia la Cuarta Revolución Industrial.

Este concepto fue acuñado en 2016 por Charles Schwab, presidente y fundador del Foro Económico Mundial, con citas anuales de líderes mundiales en Davos y otros lugares. En sus dos obras “The Fourth Industrial Revolution” y “Shaping the Fourth Industrial Revolution”, Schwab aúna los rankings de competitividad de la mayor parte de las economías del mundo conforme a 11 parámetros, de los que destaca la “Technology Readiness” y que expresa la apertura y capacidad de una economía de asumir las nuevas tecnologías de la información y comunicación (TIC) para crecer más y mejor. España, en la última década, ha oscilado entre los puestos 33 a 35 en ese ranking. Además, Schwab analiza las tres revoluciones industriales previas singularizando una tecnología como motor económico: máquina de vapor, electricidad, computación. La Cuarta Revolución Industrial se compone de las tecnologías de la digitalización: Conectividad, Cloud, Internet de las Cosas, Inteligencia Artificial, Robótica y Automatización de Procesos, Big Data, Seguridad.

Paul Romer, premio nobel de economía en 2018, investiga y demuestra el impacto del uso de las tecnologías de la digitalización en el crecimiento económico y en el aumento de la productividad y competitividad empresariales, que expone en “Technological Implications of New Growth Theory” y “New Growth Theory, Technology and Learning”, entre otras obras.

Economistas famosos -aunque no sean laureados- que vinculan la digitalización con el crecimiento económico y el éxito empresarial han demostrado empíricamente que el uso intensivo de esas tecnologías digitales blindan de la recesión a las economías y las hacen crecer más: “The rise of American Growth” (Gordon); “The great convergence” y “ Upheaval and Robotics” (Baldwin); “The rise and fall of nations” (Ruchir Sharma); “The square and the tower” (Niall Ferguson, invitado de Telefónica en su foro de educación digital EnlightED2019, donde su presidente, José María Alvarez-Pallete, dijo: "Tenemos el honor y la responsabilidad de construir un mundo digital inclusivo y justo". La educación a los niños y la formación a los adultos, en digitalización, son claves para el crecimiento económico y el de las empresas).

La contribución de las empresas que impulsan la transformación digital aumenta con el impacto de sus productos y servicios en la productividad del tejido económico español. Hay relación entre la digitalización, reflejada en el Índice de la Economía y la Sociedad Digitales, DESI (Índice de digitalización DESI) generado por la Comisión Europea, y el crecimiento económico, representado por el Producto Interior Bruto (PIB) per cápita. El 'Índice de digitalización DESI' permite comparar la situación y evolución de los países europeos en esta materia entre 2013 y 2018.

España ocupa el undécimo puesto de los 28 países europeos considerados por el Índice, aunque avanza a una velocidad por encima de la media. En los últimos seis años, el Índice de España se ha incrementado en casi 16 puntos, pasando de 40,5 a 56,1 puntos. Esto supone un aumento anualizado de casi un 7%, más de 0,5 puntos porcentuales por encima de la media europea. El resultado de los modelos econométricos sugiere que, a mayor digitalización, mayor crecimiento del PIB per cápita real, en línea con lo establecido en la literatura económica.

En concreto, se estima que, en la media europea, un incremento del 10% en el 'Índice de digitalización DESI' contribuiría con aproximadamente 1 punto porcentual al crecimiento del PIB per cápita real. Aplicando la relación media entre la evolución del 'Índice de digitalización DESI' y el PIB per cápita en los países europeos al contexto español se ilustra el impacto más amplio de la digitalización: se estima que la evolución de la digitalización en España podría haber contribuido una media anual de hasta 7.500 millones de euros al PIB real entre 2013 y 2018, manteniendo otros factores de la economía constantes.

 

España necesita digitalizarse: sector público, empresas grandes, pymes, autónomos y población general. En la última década, España ha luchado por salir del pozo económico en que estaba, mediante las llamadas reformas estructurales, como la reforma laboral y la financiera. Aún así, la tasa de paro española es del 14% versus el 3,5% de la norteamericana. Si se cumplen las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial del 8 de octubre de 2019, el 90% de la economía mundial se ralentizará. Mirar hacia atrás no conduce ningún lado, pero no estaría mal aprender la lección de tantas crisis: España debe aprovechar los períodos de bonanza para transformar su modelo productivo, siguiendo los ejemplos de Alemania, Estados Unidos o Corea del Sur: fuerte industria, diversificación sectorial y apuesta decidida por las tecnologías de la digitalización.

Es necesario un esfuerzo conjunto entre sector público y privado. España tiene grandes empresas que se han digitalizado y están ayudando al resto del tejido empresarial a transformarse digitalmente: Telefónica es la única empresa europea que ofrece todas las tecnologías y servicios de digitalización: Conectividad, con mayor tendido de fibra óptica que ningún otro país del mundo; Inteligencia Artificial con su Cuarta Plataforma y Aura; Big Data con Luca y Ciberseguridad con Eleven Paths; Cloud Computing, Experiencia Digital en el entorno de trabajo con aumentos de productividad y poner la tecnología al servicio de las personas. No es casualidad que dos de las personas más importantes en Telefónica, a derecha e izquierda del presidente, Álvarez-Pallete, sean empresarios que han fundado compañías muy exitosas en el ámbito tecnológico y digital: José Cerdán Ibáñez, a quien conozco hace treinta años (Ei-Systems, PC-City, People Call, Acens), hoy presidente y CEO de Telefónica B2B o Telefónica Business Solutions, rebautizada Telefónica Empresas. Y, otro amigo de la infancia, Chema Alonso, exitoso fundador de Eleven Paths y Chief Data Officer de Telefónica, con mando en plaza sobre Big Data y Seguridad. Telefónica Empresas tiene la capilaridad, en España y el resto de países en que opera, de llegar a todas las pymes y microempresas. Construye sobre la conectividad y sus activos físicos el resto de plataformas. Hasta llegar a la inteligencia artificial, como Apple, Amazon, Google, Microsoft o Facebook.

Fundación Bancaria La Caixa tiene por presidente al empresario más reputado, con mejor imagen, más comprometido socialmente y filantrópico de España: Isidre Fainé. Los que le conocen, dicen que es tan “físico como digital”. Y, junto a la preocupación por los enfermos y sacar a los pobres de la pobreza, a Isidre Fainé preocupa que “nadie quede atrás en la transformación digital”. Por este motivo, entre sus 50.000 programas anuales, financiados con 540 millones de euros y activos de 24.000 millones (tercera fundación del mundo y primera de Europa), La Caixa destaca los programas que buscan cerrar la brecha digital, educar a todos, especialmente a lo niños. En la Digitalización, no vale una población de dos velocidades porque -de ser así-, aumentarían las desigualdades sociales, algo contra lo que lucha fuertemente La Caixa.

El Corte Inglés ha puesto de moda la “Omnicanalidad”. El cliente en el centro y con capacidad de elegir el canal a través del cual quiere comprar. Parece obvio, pero no lo es. En Estados Unidos, desde las librerías Barns&Noble y Borders a los centros comerciales de la gran distribución que más se parecen a El Corte Inglés (Macy’s, Sacks, Nordstrom) han desarrollado muy tarde la omnicanalidad, porque estaban cómodos en su modelo de negocio. Pero el huracán Amazon se los está llevando por delante. Si la anticipación lo es todo, El Corte Inglés lleva varios años transformándose para incorporar la calidad de productos y servicios, sus marcas propias y las de terceros, la exquisita atención al cliente y otros factores que le son propios, a la onmicanalidad. Hasta hace bien poco, en España se decía que una ciudad no lo era si no tenía un Corte Inglés. Hoy, además, El Corte Inglés está en el móvil del consumidor, acercando a su pueblo o barrio ese concepto de modernidad y estar a la última.

CaixaBank es el banco más digital del mundo. El proceso de transformación digital empezó con Isidre Fainé y ha continuado con Gonzalo Gortázar y Jordi Gual. Forrester, Advice Strategic Consultants, The Banker, Euromoney, IDC, Gartner y otras consultoras y publicaciones reconocen a CaixaBank el mérito de la profunda transformación digital del banco en sus procesos internos y en su relación con el cliente. Parece paradójico -especialmente, viniendo de mí, por mi fuerte vinculación con Estados Unidos- pero no es la banca norteamericana la que compite con CaixaBank en digitalización, sino la de algunas ciudades chinas. Goldman Sachs, Lehman Brothers, Citigroup, Wells-Fargo o JP Morgan Chase son bancos fabulosos y muy rentables: tienen, en activos financieros, el 56% del PIB norteamericano. Pero están muy por detrás de CaixaBank en digitalización. Se han centrado en banca de inversión, con fuerte presencia exitosa en las transacciones financieras online, pero no así en la banca comercial, donde ahora quieren empezar a aterrizar. En cambio, en tres ciudades chinas (Shanghai, Shenzhen y Beijing) no es posible comprar un kiwi o pagar un helado en efectivo o con tarjeta de crédito o débito. En el 95% de los casos, es menester pagar con el teléfono móvil, mediante la aplicación de Baidu, compañía china competidora de Facebook. Este ejemplo afecta a 800 millones de chinos que viven en la costa y zonas industriales, donde la financiación bancaria es esencial, como en España. 700 millones de chinos siguen viviendo en la pobreza, en el interior, ajenos a los cambios tecnológicos y con la sana envidia de tener a mano un banco como CaixaBank, pero en chino…

Cellnex Telecom ya era líder en el sector europeo de gestión de infraestructuras de telecomunicaciones inalámbricas. El 8 de octubre se supo que “Cellnex adquirió la división de Telecomunicaciones de Arqiva por 2.000 millones de libras esterlinas”, poniéndose al nivel de su homólogo norteamericano, American Towers. Cellnex Telecom, con el impulso de Tobías Martínez y con accionista de referencia a la Fundación Bancaria La Caixa, es empresa con origen catalán presente con posición de liderazgo en todos los mercados europeos. Sin Cellnex Telecom, no llegaría la señal, ni a la televisión ni a otros muchos dispositivos.

Fundación Bancaria La Caixa, Telefónica Empresas, El Corte Inglés, CaixaBank y Cellnex Telecom son ejemplos. Y ojalá la economía española tuviera muchos más. Tienen en común que aportan al PIB entre el 1,8 y el 2%. Si, como decíamos al principio, España se digitalizara, el crecimiento económico español aumentaría un 10% y estaríamos más protegidos ante la presunta desaceleración.

 Jorge Díaz-Cardiel. Socio director general de Advice Strategic Consultants. 

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