Malos datos económicos y un atisbo de esperanza

Nadia Calviño.
La vicepresidenta tercera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño.

Uno de tres españoles confía en las grandes empresas como revulsivo para la recuperación económica y social de España. Mayor confianza en las compañías sistémicas que en las instituciones nacionales e internacionales. Quizá sea este uno de los motivos porque la fusión por adquisición de CaixaBank a Bankia ha caído bien a líderes de opinión y población: supondrá un fuerte impulso de la Responsabilidad Social que hace Fundación La Caixa

El Instituto Nacional de Estadística, INE muestra la realidad económica de manera tan fría como objetiva. Ofrece datos, que no opiniones. La realidad económica de España es objetivamente mala. El INE dice, en su último anuncio público (julio pasado, con datos del segundo trimestre del año) que la riqueza del país descendió el -22,5% entre abril y junio. Y que la tasa de paro, conforme la Encuesta de Población Activa (EPA) era, en ese mismo momento, del 15,4%, aunque el considerado empleo “fijo” cayó el 18,5%, aumentando la temporalidad de los contratos. Es más elocuente -y triste- saber que la tasa de actividad fue en esos meses del 55%: es decir que solo algo más de la mitad de las personas en edad y condiciones de trabajar (el 55%) estaba trabajando en abril, mayo y junio, los considerados peores meses de la pandemia.

Con datos oficiales, que nadie pone en tela de juicio, vemos que tanto el Producto Interior Bruto (PIB) como el empleo viven en España un momento muy delicado. Escribir/expresarse en estos términos es un eufemismo: es una tragedia. Baste pensar o imaginar lo que supone una caída del PIB del 22,5% y el aumento del desempleo casi en la misma proporción. Alguno se consuela pensando que la tasa de paro oficial del 15,4% en España era similar en aquel momento a la norteamericana. Pero, a falta de saber el dato español a principios de octubre, sí sabemos el estadounidense: el desempleo ha descendido del 15,4% al 8,4%, reduciéndose el paro 7pp (un 7%, siete puntos porcentuales, lo cual es muchísimo).

Previsiblemente los datos de España en PIB y empleo en el tercer trimestre del año no serán buenos. Muchos habían puesto sus esperanzas en el llamado motor económico nacional, el Turismo, que sostuvo a duras penas la riqueza nacional y el empleo en la anterior crisis (2008-2014) porque los turistas extranjeros dejaron de visitar los destinos turísticos del Norte de África y Oriente Medio, optando en cambio por el “sol y playa españoles”. Con 13% del PIB español, o facturación de 130.000 millones al año, es la mayor fuente de ingresos para el país. La llamada “Primavera Árabe”, que acabó como el rosario de la aurora en 2011 y 2012, la aparición de ISIS y la guerra en Siria trajeron a España 48 millones de clientes o turistas. El resto del turismo (el 50%) siempre ha sido nacional, autóctono. Pero la Primavera Árabe terminó, EEUU acabó con ISIS (a Dios gracias) y una cierta estabilidad ha vuelto a Oriente Medio, perjudicando el poco turismo que, en lugar de a esos países, podía haber venido a España en el verano del 2020.

Pero la pandemia, el virus, ha dado al traste con las expectativas. En septiembre, la patronal del Turismo español, CEHAT y el “lobby” turístico empresarial que agrupa a las treinta más grandes compañías del sector anunciaban que “en lo que va de año -entre enero y septiembre- el Turismo español ha dejado de ingresar 100.000 millones de euros”. Ante este dato, no caben eufemismos ni paliativos ni paños calientes. Es un desastre. Esta cantidad –“lucro cesante”, que se diría en el mundo de la empresa- resta 10% al PIB nacional y, por ejemplo, ha elevado la tasa de paro en Canarias a casi el 50%, cuando ya de por sí el desempleo en las Islas era de los más elevados de España, junto a Andalucía y Extremadura. Ha habido grandes cadenas hoteleras que, a pesar de los pesares, han intentado aguantar el tipo y, con la Digitalización como instrumento, han procurado mantener la calidad del servicio y la atención al cliente (aunque fueran pocos clientes). Es el caso de Meliá Hotels International, NH Group, AC Hotels by Marriott, Iberostar y Riu, que, en su sector han destacado más positivamente en las encuestas de “calidad de servicio” y “atención al cliente” que realiza trimestralmente Advice Strategic Consultants. Grupo Barceló, en cambio, pasó de la segunda posición a la sexta entre las grandes cadenas hoteleras españolas, precisamente por la percepción de haber empeorado las calificaciones en dos factores del éxito empresarial esenciales en cualquier ámbito del Sector Servicios, máxime en el Turismo. El impacto negativo en las empresas turísticas se ha traspasado a sectores “anexos”, como la hostelería, bares y restaurantes, que suponen el 5,4% del Producto Interior Bruto, es decir, 54.000 millones de euros. Personalmente, “odio” la expresión (“una imagen vale más que mil palabras”), pero a muchos ha impactado más la continua imagen de playas y terrazas vacías, restaurantes cerrados etc, en prensa, televisión, Internet y redes sociales (RRSS), que el saber estos datos económicos.

En las redes sociales, que usan ya el 76% de españoles -según el Estudio Advice de Éxito Empresarial que labora Advice Strategic Consultants para el INE sobre Digitalización- han podido verse este verano dos realidades: fotos de pueblos. En España, casi todos tenemos pueblo. “Hemos vuelto a casa”, como si fuera Navidad, pero en verano. Para no gastar dinero, evidentemente. Ha sido el 92% de los casos. Y hay un porcentaje insignificante en tamaño de unos cuantos miles de personas, en su mayoría mujeres y denominadas “influencers” que han transmitido la famosa frase castellana de que “hay una vida mucho mejor que es, al mismo tiempo, muchísimo más cara” y, añado, es muchísimo mejor si, adicionalmente es gratis.

Un reducido grupo de personas que tienen millones de seguidores/as y que transmiten un mundo de luz y de color como el de los parques de Disney, pero en este caso en hoteles de lujo, mayoritariamente en las Islas Baleares y las Islas Canarias. Quienes las han contratado -legítimamente- han obtenido un efecto boomerang negativo, con millones y millones de críticas negativas hacia esas llamadas “influenciadoras o influencers”. Es de sentido común. Si la inmensa mayoría de la población está confinada, tiene a sus mayores (¡diez millones de personas, nuestros padres/madres y abuelos/as!) en residencias o en casa con miedo a salir y viviendo en soledad, con una fuerza laboral que, si trabaja solo piensa en ahorrar por miedo a perder el puesto de trabajo y, si está en el paro, ni siquiera piensa en gastar, por motivos obvios, porque lo primero es comer y lo segundo el divertimento (“Primum vivere, deinde philosophari”), la visión idílica de una vida maravillosa de las/los influencers en las cadenas hoteleras de lujo españolas ha dolido en lo más profundo del alma a los españoles/as.

El contraste entre el 99% de la población, apretándose al máximo el cinturón por pérdida de poder adquisitivo y, según datos del Ministerio de Sanidad y del Centro de Investigaciones Sociológicas de la segunda semana de septiembre, con “crecimientos superiores al 25% en todos los tramos de edad en -cita textual- angustia, ansiedad, pánico, miedo y depresión- ha llevado a una inmensa mayoría de españoles a enfadarse con los/las influencers que este verano han transmitido en Facebook, Instagram, TikTok y otras redes sociales, una realidad alejada de la realidad de la mayoría: lujo y glamour -que muchos sospechan, cierto o no, no lo sabemos, pagados por las cadenas hoteleras y las marcas de lujo con la excepción de Hermès, aunque no de Dior y Chanel, Barceló y otras marcas que han alienado a sus propios clientes por la doble vara de medir que esas clientas consideran injusta: “yo pago por ir al hotel, coger el avión, comer y vestirme -de lujo, si es el caso, porque así viven las influenciadoras- y “las influencers viven de lujo sin 1) Trabajar, 2) Siempre invitadas y, por tanto, sin pagar un duro porque se entiende que atraen clientes a sus marcas patrocinadoras, sea cierto o no, que “ésto va de percepciones”.

En realidad, la disparidad o divergencia ha avivado…, encendido el famoso debate sobre el valor que aportan las influencers a las marcas que les pagan. Barceló ha recibido un rapapolvo en redes sociales por una campaña reciente en que tras mostrar las maravillosas experiencias veraniegas de las/los influencers en julio y agosto, animaba al personal normal a acudir a sus hoteles en temporada otoñal.

 

Siendo tan extendida -cierto o no, no lo sabemos- en las encuestas, la especie de que “las influencers” no pagan nada de su bolsillo, sino que se lo dan todo gratis, el enfado del personal ha sido monumental porque el pueblo fiel, en otoño, no está pensando en vacaciones, sino en mantener su puesto de trabajo. Seguro que la campaña de Barceló era bien intencionada, pero, en opinión de la mayoría de encuestados, errónea y mal enfocada. Con razón, patronal turística española y Exceltur piden mantener los ERTE hasta marzo de 2021 y otras ayudas del sector público. En el segundo trimestre del año 1,2 millones de personas perdieron su puesto de trabajo y más de 800.000 fueron objeto de ERTE, para no ser despedidos. El tercer trimestre del año, con la peor temporada turística de la historia de España, previsiblemente nos dirá que otro millón de personas han sido despedidas y/o han “ido a un ERTE”, con lo que el número de cotizantes (19 millones en el primer trimestre; 18 millones en el segundo trimestre y, posiblemente, 17 millones en el tercer trimestre, sin contar el millón de trabajadores protegidos del despido por un ERTE) alcanzaría niveles peores a los de la anterior crisis, la que tuvo origen financiero y llevó en 2011 y 2012 a la más profunda reestructuración del sistema financiero español, pasándose de 95 entidades financieras en 2011 a las 11 actuales, de las cuales, solo 6 parecen viables y, el resto, “condenadas” a fusionarse para no quebrar y desaparecer, según el BCE.

En 2012, reflejábamos en este Confidencial Digital el sentir popular hacia “la banca”, entonces la mala de la película. Ocho años más tarde, la banca no es, ante la opinión pública, origen del problema, sino parte de la solución. Con créditos ICO, del Banco Central Europeo, ayudas directas e indirectas de Europa, lo cierto es que los grandes bancos españoles -por este orden, CaixaBank, Banco Santander, BBVA, Bankia, Banco Sabadell y Bankinter- han provisto de financiación a familias y empresas, mayoritariamente, pymes y autónomos, salvando de la quiebra, según el Banco de España, a 2 de cada tres empresas españolas. Igualmente, la Distribución Alimentaria que encabeza El Corte Inglés (Hipercor, Supercor) y continúan Carrefour, Alcampo, Eroski, etc han mantenido alimentada a la población y, con el comercio electrónico, la transformación digital, la omnicanalidad y la digitalización han aumentado (es el caso de la primera empresa del sector, El Corte Inglés) un 10% sus ventas online, ayudando de esta manera a sus 83.000 proveedores/pymes locales. Los datos de ventas de este retail/distribución alimentaria, muestran una caída de la cuota de mercado de Mercadona a favor de Lidl.

El sector tecnológico y digital ha cumplido un papel esencial en estos primeros nueve meses del año, tanto por la conectividad (Telefónica, Vodafone, Orange) como por la gestión de infraestructuras de telecomunicaciones inalámbricas (Cellnex Telecom, líder europeo en su sector, objeto de admiración e interés en Estados Unidos por parte del primer jugador allí, American Towers…), sin las cuales la digitalización, el comercio electrónico y la cadena de suministro y la logística no hubieran funcionado.

Los datos del Banco de España, Funcas, IEE, CaixaBank Research, Advice Strategic Consultants, BBVA Researchetc hablan de varios escenarios de caídas del PIB y aumento del empleo, en función de la evolución más o menos fuerte de la pandemia en otoño. La media aritmética de las previsiones es una caída del 10-12% del PIB con tasa de paro del 20% durante, al menos, tres años, y con un aumento tremendo de la deuda pública que, alcanzaría el 130% del PIB.

En este contexto, nuestros estudios muestran la favorable recepción de la fusión por absorción de CaixaBank a Bankia, al crear un campeón nacional, por activos, oficinas, empleados, liderazgo en productos, banca digital y móvil y potencial creación de riqueza. Además, como destacaron en la presentación de la nueva entidad el sr Goirigolzarri, presidente, y Gonzalo Gortázar, CEO de CaixaBank y de la nueva entidad, “se conservará la marca CaixaBank, no en menor medida -dijo Juan Ignacio Goirigolzarri- porque lleva el nombre de su principal accionista, Fundación La Caixa, de donde cabe extraer un gran aprendizaje y liderazgo en acción social y Responsabilidad Social Empresarial”, que, como hemos visto en 2020, están indisolublemente unidas a la persona y forma de ser del presidente de La Fundación La Caixa, Isidre Fainé, directivo líder en nuestros estudios mensuales sobre RSE.

Después de 36 años de ejercicio profesional en el ámbito económico y empresarial, es la primera vez que una operación corporativa entre dos entidades financieras (CaixaBank y Bankia, con el auspicio de La Fundación La Caixa e impulso de Isidre Fainé) destaca la Responsabilidad Social Empresarial como un valor esencial de la fusión. Quizá sea un rayo de esperanza entre tanto dato macroeconómico tristón…

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