Consejo de RTVE, la gran comedia
Ha sido un intento digno de elogio. Me refiero al proceso puesto en marcha para la selección de candidatos al Consejo de Administración de RTVE.
Diecisiete personas, nombradas a propuesta de los partidos (7 por PP y Ciudadanos, 6 de PSOE y Podemos, y los otros 4 por los grupos minoritarios) han trabajado a lo largo del verano, y todavía estos meses, para elegir un máximo de 20 nombres.
El comité de expertos ha desempeñado su labor con dedicación y profesionalidad, sacrificando tiempo de sus vacaciones a cambio de nada, con una voluntad de limpieza muy destacable.
En efecto, por lo que se ha sabido, y a pesar de la distinta procedencia ideológica de sus integrantes (o al menos de quienes los nominaron), el ambiente ha sido de colaboración y hasta complicidad.
El 10 de diciembre tienen previsto acabar su trabajo, en el que han evaluado, primero, el currículo de los 95 candidatos, y finalmente los proyectos de gestión profesional y empresarial presentados. De ese proceso tienen que quedar un máximo de 20 candidatos. A lo mejor ni se llega a esa cifra, dada la endeblez de algunos de los interesados.
Y a partir de aquí entrará en juego la Comisión Mixta de Congreso y Senado para RTVE, que debe designar los diez consejeros, seis elegidos por el Congreso y cuatro por el Senado. Bastará mayoría absoluta, junto con el respaldo de al menos cuatro grupos parlamentarios.
Habrá llegado la hora de los políticos. Y existe la convicción de que, una vez más, se lo guisarán y se lo comerán a su voluntad, mediante pactos a espaldas de la opinión pública, con el objetivo de seguir controlando RTVE. Por eso la sospechosa presencia entre los candidatos de profesionales claramente alineados desde el punto de vista ideológico.
RTVE constituye un bocado demasiado apetecible, como para que los partidos tengan la generosidad de dejarle libertad e independencia.
Los políticos, en fin, se van a repartir de nuevo el Consejo de Administración de RTVE por cuotas de partido, como tantas veces ha ocurrido con el Consejo General del Poder Judicial y con los magistrados del Tribunal Constitucional.
Una novedad es que ahora hay unos nuevos capitostes, la alianza de socialistas, Podemos y nacionalistas, que, como se ha hecho siempre, van a decidir con criterios de alineamiento político y no de profesionalidad y competencia.
No me asombra. Era de temer. Lo que me enfada es que hayan intentado tomarnos el pelo con las apariencias de crear una comisión de expertos a la que, con enorme falta de respeto, han hecho trabajar en vano. Una lamentable comedia.
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