José Apezarena

El general Sanz Roldán y el comisario Villarejo

Félix Sanz Roldán, en el Congreso de los Diputados.
Sanz Roldán en el Congreso de los Diputados.

Asistí el jueves a unas jornadas, organizadas por la Asociación de Periodistas Europeos, centradas en dos incisivas preguntas, de máxima actualidad: ¿quién paga la mentira?, ¿es de pago la verdad?

Aparte de lo relevante del tema, confieso que me interesaba sobre todo el almuerzo final, con el director del CNI, Félix Sanz Roldán. Pero resultó demasiado multitudinario, y enseguida me percaté que de no era precisamente el entorno ni el ambiente más propicio para revelaciones y confidencias.

Tenía claro que no podría esperar demasiadas revelaciones por parte del jefe del servicio secreto, hombre inteligente, y sobre todo cauto, pero siempre cabe la posibilidad de captar alguna perla, algún matiz oculto.

Como, además, el acto se celebraba en plena hecatombe política por las revelaciones del ex comisario José Villarejo, el escenario resultaba atractivo en bastante medida. Esa era, sobre todo, la pista que yo quería seguir.

La intervención inicial de Sanz Roldán no ofreció nada interesante, así que aguardé a ver qué pasaba con las preguntas de los asistentes.

Miguel Ángel Aguilar, veterano periodista, curtido en mil batallas parecidas, fue el encargado de canalizar hacia el interviniente las cuestiones planteadas por escrito desde la concurrencia. Por lo que ocurrió después, quedó claro que la estrategia estaba pactada con él de antemano.

Las preguntas que fueron saliendo resultaron escasamente incisivas, muy de carril y poco comprometidas para el director del CNI, que las fue solventando sin la menor dificultad.

Finalmente, Aguilar anunció que había recibido buen número de preguntas sobre el tema que yo esperaba, es decir, el comisario Villarejo y sus vínculos con las revelaciones del almuerzo con la ministra Dolores Delgado (y su compañero el juez Garzón). Eran en total quince cuestiones.

Con cierta sorpresa de la concurrencia, comunicó que las leería todas juntas, una detrás de otra, para que al final tomaría la palabra Sanz Roldán.

 

Solamente con una pregunta interrumpió al periodista y dio una respuesta. Inquirieron si el CNI tenía las grabaciones hechas por Villarejo, y la respuesta fue un escueto “No”.

Siguió la lectura del resto de preguntas, hasta terminar las quince anunciadas.

Entonces, Sanz Roldán tomó la palabra y dijo que no respondería a ninguna. Con el argumento de que cualquier cosa que afirmara, a propósito del ex comisario y asuntos relacionados provocaría, mucho revuelo. Y no deseaba causarlo.

Y así terminó aquel almuerzo, que ingenuamente pensé que resultaría de alguna utilidad informativa en relación con el affaire. El director del CNI llevo, vio, y se calló. Al menos sobre Villarejo. Como tenía que haber imaginado.

Alguna perla sí que saqué del resto de sus comentarios. Pero eso lo contaremos otro día.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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