Los mohines de Pedro Sánchez

Pedro Sánchez se ha puesto estupendo. Pablo Casado le he embestido, acusándole de golpista por apoyar a los golpistas catalanes, que son sus socios de investidura, y ha respondido rompiendo relaciones. Ya no me hablo contigo, le ha dicho al líder del PP.

Por lo visto, el presidente no está para aguantar mucho. Olvidando así tantos rifirrafes ya vividos en las Cortes, bastante más agrios y hasta violentos. No se acuerda, por citar un nombre, de las famosas y vitriólicas andanadas del compañero Alfonso Guerra. Y de otros afamados parlamentarios. Uno de ellos Federico Trillo, que patentó aquello de "¡Váyase señor González!".

Así que Pedro Sánchez ha entrado en mohines. Dicen los diccionarios que mohín es "gesto (mueca) hecho con los labios que indica disgusto".

Para ubicar un poco más esa palabra, ofrecen estos sinónimos: arrumaco, mimo, zalamería, monada, aspaviento y coquito. Por si alguien no lo sabe, coquito es "ademán o gesto que se hace al niño para que ría".

Etimologías aparte, en los ámbitos políticos se cuenta que el "ya no me hablo contigo" fue una artimaña de última hora, ideada por los cerebros del marketing afincados en La Moncloa, en busca de ocupar los titulares de periódicos, radios y televisiones desplazando a Casado.

Por lo visto, se dieron cuenta de que la intervención de Pablo Casado esa mañana, en el Pleno del Congreso, había sido casi estelar, al nivel de la que pronunció para salir victorioso en las primarias de su partido, y se plantearon cómo bochar cualquier posibilidad de que así lo reconocieran los medios al día siguiente.

Y, ya por la noche, se sacaron de la chistera una nota desde La Moncloa comunicando la "ruptura" de Pedro Sánchez con el líder de la oposición. Con total éxito, porque esa fue ayer la apertura de casi todos los medios. Es lo que tiene, dedicarse con intensidad al marketing.

Por supuesto, el mohín va a quedar en nada. Estos gestos duran muy pocos minutos.

Algo parecido, la ruptura personal con Pedro Sánchez, anunció Mariano Rajoy cuando, en uno de los debates electorales, su rival socialista le llamó "corrupto". La cosa no fue mucho más allá.

La verdad, estos no son tiempos de recurrir a los mohines. Aunque, en la práctica, hayan logrado copar casi todas las portadas. Son trucos de corto alcance.

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