De pronto, el Gobierno no puede aguantar más
Ha ocurrido de forma inopinada. Cuando no ha cumplido siquiera dos meses, el Gobierno de Pedro Sánchez se ha encontrado con que no puede seguir.
Vista la estrambótica composición de la mayoría que sacó adelante la moción de censura, era de esperar que algo así pudiera ocurrir. Pero no tan temprano.
El principal factor para este cambio en el panorama político es el terremoto ocurrido en el PdeCAT, donde Puigdemont ha tomado el control, y condiciona cualquier apoyo a conseguir reivindicaciones independentistas que el presidente del Gobierno no va a poder atender.
Seguimos asistiendo a la deriva casi irracional de la antigua Convergencia, que se ha definido ya como partido republicano con todas las consecuencias, y que ha situado la secesión como único objetivo. Solo quiere hablar de eso.
Otro de los socios del Gobierno, Esquerra, que acaba de celebrar una conferencia política, ha abierto la puerta a plantear otra vez la declaración unilateral de independencia. Nuevo dolor de cabeza para Sánchez.
Y, en fin, ha llegado el momento de aprobar el techo de gasto, en el Pleno del Congreso de mañana, viernes. Y el Gobierno no tiene asegurados los votos.
Sin techo de gasto no habrá presupuestos, y sin ellos no tiene sentido prorrogar al año que viene unos presupuestos que no son los suyos. Es lo que se escucha en el PSOE y en el Gobierno.
Por si falta algo, el propio Ejecutivo ha dado pie a las especulaciones sobre un adelanto electoral, después de que la portavoz, Isabel Celáa, afirmara que el Gobierno "no resistirá más de lo razonable". Un claro error político y de comunicación.
Tal como contamos hoy en ECD, a la propia sede de la calle Ferraz han llegado mensajes, enviados desde Moncloa, de que no es descartable un adelanto de las elecciones generales.
Así están las cosas.
Lo que está ocurriendo es el resultado de haber formado Gobierno con solo 84 diputados y mediante pactos inconsistentes, firmados con socios conflictivos e imprevisibles. Ocurre que la vieja tentación de cabalgar el tigre casi siempre acaba en tragedia.
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