El populismo como añagaza

El debate político actual se encuentra empantanado en el más puro populismo. Los partidos políticos, dirigidos mucho más por los responsables de prensa y propaganda que por sus ideólogos, han caído en la futilidad y buscan con mucho más ahínco impresionar que ser útiles. Cuando las dos formaciones políticas emergentes –Podemos y Ciudadanos- salieron a la palestra, lo primero que hicieron fue intentar desacreditar a quienes ya estaban en ella, intentar ridiculizar a aquella lucha tradicional entre izquierda y derecha que ha venido marcando el debate político, económico y social que ha ido configurando la actual sociedad y las condiciones de vida de los ciudadanos. Lo primero fue, por tanto, negar lo evidente recurriendo a una quimera absurda: no existen la izquierda y la derecha como espacios de reflexión política. Decía el líder de Podemos que aunque él fuera un hombre de izquierdas, el auténtico debate debía supeditarse a los términos “arriba” y “abajo”, sin embargo nunca se declaró él mismo de arriba o de abajo sino que se declaró de izquierdas, cualidad que negaba a los socialistas del PSOE.

Si ese tipo de discernimiento ha resultado absurdo y solo ha servido para abrir paso a sus posiciones y propuestas populistas, otras medidas y actuaciones suyas están rizando el rizo, no tanto por el fondo y objetivos que parecen perseguir como por la forma y modos de hacer que utilizan. Recientemente sus responsables de prensa y propaganda han trasladado a los medios de comunicación la noticia de que “Podemos ha cedido 300.000 euros del sueldo de sus cargos a planes sociales”, concretamente destinados a su programa Impulsa que apoya “proyectos emprendedores con proyección social”. (El modo como se puede acceder a este programa es algo que solo ellos, los líderes de la formación, saben, luego del alcance que puede tener la medida, de su eficacia y de su carácter “universalista” o no de tal medida, solo ellos saben). Hasta aquí, no obstante, no hay nada que objetar, salvo que ese tipo de empeños alcanzan mucho más valor cuando son desarrollados con discreción, mucho más que cuando son divulgados a los cuatro vientos junto a un kikiriki que parece decir “aquí estoy yo”. Y han explicado en su presentación pública que dado que los cargos de Podemos solo perciben tres veces el salario mínimo, el resto de lo cobrado lo dan al partido y a proyectos sociales.

Pues no han inventado nada. ¿Qué creen que hacen otros partidos? Los cargos públicos socialistas, es decir los socialistas que perciben dinero de las instituciones por el ejercicio de sus funciones, también contribuyen con parte de sus salarios al mantenimiento del PSOE, y a participar en posibles campañas de dimensión social. Probablemente el resto de partidos harán algo parecido, sin embargo no lo hacen público porque la caridad y la solidaridad tienen un valor especial y superior cuando se desarrollan en silencio. El modo de obrar de Podemos, divulgando la “bondad” generalizada de la formación y de todos sus miembros, solo denota el populismo en que se desenvuelven aunque alguno de sus dirigentes lo haya negado argumentando que quienes lo critican son “aquellos que no están dispuestos a hacer lo mismo”. Esta forma de ensimismamiento que les aqueja resulta muy perversa, porque los males que afectan a nuestra sociedad desigual y desequilibrada no se van a resolver mediante golpes de pecho, ni impulsos meramente caritativos, y la solidaridad solo será eficaz cuando sea una condición inalienable de los principios ideológicos y no una propiedad que se exhiba sin pudor ninguno.

Remito por tanto al responsable de Participación Interna de Podemos, que es quien ha presentado este plan públicamente, al evangelio de San Mateo: “Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres para que os vean; de otro modo, no tendréis mérito delante de vuestro Padre celestial… Por tanto, cuando des limosna, no toques la trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que los hombres los alaben. En verdad os digo que ya recibieron su recompensa. Tú, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha, para que tu limosna quede en secreto y tu Padre que ve lo secreto te recompensará”. Claro que ellos me dirán  que son descreídos y que no han leído ese tipo de lecturas. Habida cuenta de que su líder Iglesias, -cuyo apellido le acerca al texto que he expuesto-, ha aleccionado a quien quiera escucharle para negar la existencia diferenciada de la izquierda y la derecha, esta disquisición de San Mateo les puede sonar a música celestial.

¡Investiguen y profundicen! Esto que Podemos hace, para poderlo contar a quienes estarán llamados a votar próximamente, se parece bastante a la predisposición de los ligones/as de barrio, que fanfarronean cuando encandilan a uno/a y lo pregonan tanto, se lo cuentan a tantos, que parece que han encandilado a todos/as.

 
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