A María José Rienda, excelente deportista con victorias o sin ellas, por mantener la ilusión por los deportes de invierno

Los medios, esa marea violenta que igual ensalza que derriba de la gloria por un quítame allá esas pajas, se han revuelto contra una atleta española.

Los medios, esa marea violenta que igual ensalza que derriba de la gloria por un quítame allá esas pajas, se han revuelto contra una atleta española. María José Rienda lleva muchos años batiéndose el cobre sobre la nieve de muchas pistas. Hace unos días, toda España estaba pendiente de ella y de la que podía convertirse en la primera medalla de una esquiadora española en unos Juegos Olímpicos de Invierno, esta vez en Turín. Pues bien, ha sido un sueño no alcanzado. Sin embargo, ello no quita un ápice de virtud a las horas de entrenamiento y esfuerzo de la atleta española, que debían rendir en una carrera de apenas dos minutos y en condiciones malas para ella. Los medios que crearon la expectación se olvidaron pronto: “nos ha decepcionado” es lo más bondadoso que se ha dicho de ella estos días. Rienda aún puede ganar el Mundial, y nadie debe olvidar que donde ella ha llegado sólo estuvieron antes los Fernández Ochoa, y ellos ya son historia del deporte español. Guinda a una atleta formidable que no debe cejar en el empeño: ya llegarán las medallas.

 

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