A Melilla, que conmemora en momentos difíciles el aniversario de su fundación

Algo pasa en Melilla y algo peor puede pasar en cualquier momento: los analistas prevén un aumento de esa conflictividad social que también se va gestando en otros lugares costeros de España.

Algo pasa en Melilla y algo peor puede pasar en cualquier momento: los analistas prevén un aumento de esa conflictividad social que también se va gestando en otros lugares costeros de España. Incluso el Frankfurter Allgemeine se ha hecho eco. No sólo se trata de inmigración e islamización, asuntos que fuera del angelismo habitual resultan, en efecto, problemáticos; también se trata de su creciente dependencia de la economía norteafricana, que en parte derrumba el mito de que nuestras ciudades autónomas son la cueva del tesoro en el desierto. A esto hay que añadir el desdén administrativo: independentistas catalanes que viajan allí para enredar, olvido o escarnio por parte del Gobierno, etc. Ahí está Máximo Cajal como asesor de Zapatero, después de que este lo negara, el mismo Cajal que postuló entregar Melilla a Marruecos, negociar el status de Ceuta y sólo así comenzar la petición de Gibraltar. Melilla, sin embargo, sigue implicada en la actividad hispánica como ha estado implicada en nuestra historia desde 1497 y desde aquí es tiempo ya de cubrir con atención tanto abandono. Guinda de aniversario, de momento.

 

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