A José Bono, que abochorna y pone en evidencia a su propio partido con una actitud de “vedette” de tercera con la alcaldía de Madrid

Sin perder la compostura, eso sí, José Bono iba diciendo que no mientras con la mirada insinuaba que sí. Mientras tanto, en el Partido Socialista iba y venían desesperados, sin saber cuál iba a ser la última de su José Bono. Político mediático y populista donde los haya, el ex ministro de Defensa se fue para no volver, pero entretanto, amagó, enseñó la patita y luego la recogió. En Ferraz no deben de dar crédito a lo sucedido aunque tendrían que estar acostumbrados. Bono quería que los suyos demostraran en público que le necesitaban para la alcaldía de Madrid. Era el mejor candidato desde el primer momento, quizá el único que podía hacer sombra a Alberto Ruiz Gallardón. Obligó a Zapatero a llamarle a Moncloa para que entre el primer y segundo plato, le alabara convenientemente. El PSOE ni se aclara en sus ofrecimientos, que sí se le ha dicho, que luego se niega, que él no quería volver pero no le amargaba un dulce. Quizá la guindilla que se le otorga hoy al ex presidente de Castilla la Mancha le amargue un poquito.

 

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