Al centro abortista Isadora de Madrid, en cuyos contenedores se han hallado lo que parecen ser restos de fetos humanos

La noticia saltó ayer a los medios. En los contenedores del establecimiento abortista Isadora de Madrid han aparecido restos de lo que parecen ser fetos humanos. La investigación de esta circunstancia por una inspección de la Comunidad de Madrid parte de la alerta lanzada por el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) que había avisado de "posibles deficiencias en la gestión y eliminación de residuos biosanitarios en la Clínica Isadora". Al margen de debates a favor y en contra del aborto, de confirmarse los hechos apuntados, estaríamos ante una demostración de absoluto desprecio al ser humano. ¿En tan poco se valora un feto en dicha empresa como para arrojar sus restos al cubo de la basura? La ley prevé que se incineren o se entierren pero, al parecer, no hay tiempo entre factura y factura emitida tras cada operación para dar un final digno a los cuerpos de personas. Imaginen la repercusión que tendría el hallazgo de cadáveres en los contenedores de hospitales. Guindilla a la enésima pérdida de respeto por el ser humano.

 

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