Actitudes democráticas

En un mundo en el que ya no nos asombra nada siempre que se trate de bajeza y zafiedad, es difícil no ser reincidente en las críticas. Cualquier circunstancia es comprensible desde un ángulo democrático, naturalmente ángulo obstuso. Abierto le llaman ellos.

Así, la insolidaridad y la estupidez, inherentes al sistema democrático, han convertido en virtud todo lo que es vicio en una sociedad justa.

Cuando en la sociedad española había libertad, los críticos al sistema imperante en aquel momento, denunciábamos que los deportes de competición eran usados, no como arte para la mejora del “córpore” que debía albergar una “mens” sana, sino como instrumento para manipular a la población, y en concreto definíamos al balompié como el “aborregamiento progresivo de las masas”.

Desgraciadamente se hizo cierto el dicho popular que afirma: “otros vendrán que bueno me harán”. Justo en ese momento estamos, y es bastante improbable, dadas las circunstancias, que quienes ahora detentan el poder puedan emitir tal afirmación.

Es el caso que estos nepotes han convertido en virtud aquellos vicios que en su día denunciábamos. Ya no es un “partido” a la semana; ahora es lo que llaman deporte, a todas horas; es la única posibilidad de discusión que tiene un pueblo como el español, oprimido hasta en las telillas del corazón. Una posibilidad que garantiza la esclavitud de un pueblo que se considera incapaz de reconducir nada; es más, considera que no hay nada que reconducir porque sus políticos lo tienen todo bien controlado. Es la felicidad del bobo.

Pero ese bobo, para regocijo del amo, es cada día más bobo, y no duda en mostrar esa realidad a cada paso; así, por ejemplo este domingo pasado, bandas de bobos de distinta filiación futbolera se enfrentaban en Sevilla en una batalla campal digna de mejores objetivos. La violencia incontrolada, las puñaladas, los insultos y los golpes son inequívoca muestra de la libertad que goza el pueblo español.

No es lícita la buena violencia que persigue el bien y la justicia… y que puede ocasionar la hecatombe del sistema… Pero esta sí es buena, comprensible y muestra de la justa pasión que los hinchas sienten por sus equipos. Es la violencia que posibilita al sistema el control social. Ésta violencia estúpida sirve al sistema como argumento para combatir la buena violencia, y reservarse para sí, para su propia defensa, el uso de la violencia a todos los niveles: desde el asesinato de neonatos hasta el nivel que estimen oportuno en la escala y en la situación que estimen oportuno.

 

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