Alec Reid y Otegui

Hay que “agradecer” al Reverendo Alec Reid que participe en esta ceremonia de la confusión. Ayuda a comprender la sinrazón de los comportamientos de la clase política.

El ciudadano norirlandés, o sea de nacionalidad británica, llamado Alec Reid está siendo portada estos días en varios de los periódicos y revistas españoles.   Parece ser que dicho señor practica una doble actividad: la de sacerdote católico (pertenece en concreto a la Congregación de los Redentoristas) y la de componedor e intermediario del Gobierno español con unos asesinos organizados en una banda terrorista. No sé muy bien si actúa como intermediario del Gobierno con ETA, o de ETA con el Gobierno.   Ya es desgracia y mala suerte que un Estado, como el hasta ahora llamado español, no pueda por sí mismo combatir y destruir a una banda de criminales. Hay que suponer que al Gobierno no le falta voluntad, por tanto puede sospecharse que es más bien un problema de eficacia policial o de miedo político, o de ambas cosas a la vez. Yo siempre he creído que los Estados se organizaban principalmente para defender a sus ciudadanos de las agresiones internas y externas. Que para eso existía la policía y el sistema judicial. Pues parece que no. Por eso hay que acudir a intermediarios. ¡Que le vamos a hacer, si no hay más remedio!   El caso es que una de las personas elegidas se ha mostrado como un gran conocedor de la realidad política española y de estar especialmente dotado para establecer diagnosis, y ofrecer consejos a nuestra clase política. Hoy mismo ha recomendado la legalización de Batasuna-ETA, ya que "sin ellos -dice- no puede haber negociaciones de paz". Incluso amenaza al Partido Popular (organización política de un país que no es el suyo) para que participe pues, de lo contrario, lo que él llama diálogo se hará sin ellos. Ecuánime y desenvuelto el clérigo, que diría el clásico.   Sus tesis me recuerdan las del propio Otegui, junto al cual apareció portando pancartas "patrióticas" en Pamplona en plena Semana Santa, y no precisamente en una procesión ni en los oficios religiosos propios de estas fechas. Probablemente esté dispensado para poder dedicarse a esta santa tarea de la negociación, comprensión y complicidad con los hermanos asesinos. Dijo, también, que las víctimas del terrorismo no deben participar en una mesa de negociación. Tiene razón. Igual es que, este agudo y ejemplar sacerdote teme que le sobrevenga vergüenza y no pueda soportar tal incómoda presencia. No obstante, aclaró, que "las víctimas están en el epicentro de nuestra misión". Muy parecido a las tesis que sostiene el Señor Uriarte, Obispo de San Sebastián. y otros nacionalistas.   Es tal la sorpresa que me ha producido que diga que están (no sé a quienes otros se refiere con la forma plural) de misión que me he dirigido al Superior de la Orden de los Redentoristas en Roma para que me confirme dos cosas: si Alec Reid pertenece a dicha Orden, y si ha sido enviado a España para predicar la misión que él dice. Mi extrañeza no es gratuita; ya hemos visto a otros sacerdotes, también luciendo alzacuellos, dedicándose a menesteres para los que luego se descubrió que no estaban autorizados. Recuérdese las pláticas del P. Apeles en la televisión.   Hasta ha establecido un calendario de negociaciones. Igual conoce esos detalles como confesor de arrepentidos asesinos a los que habría -sin duda- exigido arrepentimiento, contrición, propósito de enmienda y a los que impondría la adecuada penitencia, la reposición del mal causado y la entrega incondicional de las armas que matan. Sería motivo de una gran alegría que además de "negociador" esté intentando convertir a los criminales en personas de bien. Convenciéndoles de que, simplemente, no deben matar, sin ninguna condición. Y seguro que, como es sacerdote, les habrá dicho también que eso es lo humano y lo cristiano.   Sin embargo, otra de sus recomendaciones al pueblo y al Gobierno español ha sido que "aunque siga existiendo ETA no debe exigirse que la banda entregue las armas". Consejo con gran sentido político, ya que no sea que se enfaden y tengamos que atenernos a las consecuencias. Quiero decir nosotros, no el Sr. Reid que, probablemente, regresará a su país a seguir misionando para acabar con los últimos brotes de violencia del IRA (y eso que entregaron las armas), ya que hay dudas que se dedique a otro tipo de misión menos espectacular como sería la de trabajar para dar a conocer el evangelio a los pobres como quería San Alfonso Mª de Liguori, fundador de su Congregación. Y, por supuesto, mucho menos a propagar la Novena en honor de Nª Sª del Perpetuo Socorro tan difundida y querida por los Redentoristas.   Hay que “agradecer” al Reverendo Alec Reid que participe en esta ceremonia de la confusión. Ayuda a comprender la sinrazón de los comportamientos de la clase política.

 

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