Cataluña, nación de naciones
Siempre desde mi humilde opinión y hasta donde llega mi sentido común, entiendo que llamar a Cataluña una nación de naciones es hacerle un menosprecio a las demás comunidades. Ya surgió la polémica cuando éstas se crearon. Así, los ciudadanos somos los que hemos perdido. Nos enfrentamos a diecisiete comunidades y todas ellas con los mismos altos cargos que el estado central y de ahí que por muchas vueltas que se le dé no somos una nación rica que se pueda permitir tal despilfarro, por mucho que queramos cuadrar el circulo nadie nos va a convencer de lo contrario.
No puede haber y no hay política social alguna, ni ser funcionario conviene los sueldos y los puestos se han recortado. Basta mirar lo que sucede con los cuerpos de seguridad del estado, no hay suficiente policía, ni guardia civil, por mucha ley de Violencia de Género, raro es el día que no hay una muerte cuando no son dos y, todos ellos estaban denunciados.
Son tantas las prioridades del país como para andar con algo tan falaz como los nacionalismos trasnochados que solo nos han reportado xenofobia, dolor y demasiadas muertes, como para que en pleno siglo XXI estemos cayendo en los mismos y trágicos momentos que se han vivido en Europa durante la mitad del siglo XX ( Los Valcanes) Y, no es mala la intención del presidente del gobierno, pero en política, una es la teoría, la ilusión y, otra muy distinta es la practica. Seamos de una vez gente equilibrada, nada de radicalización (hay bastantes que la desean) Ni España es una unidad de destinos en lo universal, ni Cataluña es la Capital del reino de España. ¿Dónde está el tan cacareado Centro, señores políticos? Mi querido Don Miguel, sigue la doliente España y hasta en su tumba le seguirá como a servidora doliéndole en el Alma.
