Chaves preocupado por su palacio
Según algunos informes los parados andaluces serán más del 30 por ciento de la población activa en 2009, con un crecimiento sobrecogedor del desempleo mensual cercano al 3.5%. Y esto se constata en las filas de parados y pobres andaluces ante los comedores de caridad de la Iglesia Católica. Ante esta situación ¿qué está haciendo la Junta de Andalucia? Asombrense, está destinando ayudas millonarias a Palestina, a Cuba, a Marruecos y a otros países "amigos". En efecto la Junta del señor Chaves destina más de cuatro millones de euros en ayuda de emergencia a Gaza, que se suman a los más de siete que ya se habían entregado a través de la Asociación Española del Centro Peres por la Paz, de la Autoridad Nacional Palestina y de diversas ONGs. Las actuaciones de solidaridad no pueden ser prioritarias en estos tiempos de zozobra, ni el gobierno de Chaves ha sido elegido en las urnas para repartir dinero por el mundo, sino para solucionar los problemas de los andaluces.
Es de lógica que la prioridad fundamental en estos tiempos de depresión económica y angustia sea para los andaluces y no los palestinos o los cubanos. Sus esfuerzos y recursos deberían ser la creación de puestos de trabajo y tratar de paliar los terribles daños que la crisis económica esta causando entre los menos favorecidos de Andalucía. Las prioridades de la Junta son erróneas y la austeridad brilla por su ausencia ya que sólo sabe gobernar repartiendo subvenciones. Por cierto, en los presupuestos para 2009 que Manuel Chaves y su equipo de gobierno han decidido incluir una partida de 12,3 millones de euros(más de 2.000 millones de pesetas) para continuar las obras del palacio de San Telmo, sede del gobierno de Manuel Chaves. Más de veinte veces ha pedido el partido de la oposición información sobre las obras que afectan desde hace ya demasiado al Palacio de Chaves.
Andalucía está sufriendo la crisis con más intensidad que el resto de España. Se está destruyendo más empleo que cualquier otra comunidad autónoma española y a ritmo tercermundista.
Necesitamos emprender un cambio de modelo económico ante la evidencia constatada de que el actual no funciona, ni crea empleo, antes que repartir dinero entre los "amiguetes" del mundo.
