LOE: debate abierto
Durante este verano se está apreciando como las tesis laicistas, con unas claras connotaciones anticatólicas, no pueden ser aceptadas democráticamente por los ciudadanos que encuentran en la religión un soporte para la convivencia, la solidaridad y la paz, todo ellos con independencia de sus ideas confesionales. Es así que uno de los temas de este verano está siendo, por encima de los peculiares intereses políticos, la aprobación de la Ley Orgánica de Educación (LOE), ley que el Gobierno aprobó con premeditación y alevosía en el último Consejo de Ministros para que durante las vacaciones no se produjera el debate. Y, es que la pretensión de que los padres sean substituidos por el Estado en la educación de los hijos colisiona, además de con la libertad de los padres, con las Constituciones europea y española, al tiempo que distancia también en este aspecto de los países democráticos de nuestro entorno. El debate no se ha cerrado y al menos entre los lectores de los medios se ha mantenido durante el mes de Agosto. Con el otoño, los ciudadanos se volverán a expresar libremente para mostrar su desacuerdo con unas imposiciones políticas, distanciadas del pueblo (tres millones de firma, porcentaje elevadísimo de padres que piden religión para sus hijos,...) sobre el que reside la soberanía en España.
