Leyes “carcas”

De las últimas declaraciones del presidente Rodríguez Zapatero se deduce que no desea leyes carcas y propugna las laicas y progresistas.

Si considera carcas leyes como la LOCE por intentar restaurar la cultura del esfuerzo y disminuir el fracaso escolar que favorecía la LOGSE; la que suprimió el servicio militar; o las que permitieron la creación de millones de puestos de trabajo, acabar con el déficit de la seguridad social y el equilibrio presupuestario, prefiero las leyes carcas.

Si el laicismo supone relativizar la vida humana con la ampliación del aborto, la introducción de la eutanasia o el sacrificar embriones humanos; y si es también laicismo suprimir la asignación a la Iglesia Católica en el IRPF pero continuar financiando a los sindicatos, a los partidos políticos y a unas televisiones públicas ruinosas, prefiero unas leyes menos laicas.

El matrimonio homosexual no lo considero una muestra de laicismo; muchos destacados laicistas como Jospin están en contra.

Y si por modernidad y progresismo entiende simplemente derogar las leyes del gobierno anterior por ser de derechas, o preferir la paridad de género frente a la eficacia, quizá nos convenga no ser tan progresistas.

El valor de las leyes no depende de los calificativos que se les atribuyan sino de su eficacia para solucionar los problemas de los ciudadanos y promover el bien común... si es que pueden ser aplicadas. Por ello sí supondría auténtica modernidad y sentido social, el consensuar -especialmente con el partido de la oposición- las leyes que afecten a los grandes temas de estado como la educación, la inmigración, el Plan Hidrológico o la reforma de la Constitución.

 

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