“MasterChef” ha provocado la agonía final de Mercedes Milá

La edición número 14 de Gran Hermano ha finalizado con cuatro aspirantes al codiciado premio de 300.000 euros. Tuvo la audiencia más baja de su historia; un 19,3% de share. El "reality show", más zafio de la historia, está agonizando.

Para evitar que el tiempo deteriorara el programa, la heterogénea y fanática de su trabajo Mercedes Milá, se ha apresurado en afirmar que sí habrá una siguiente edición a pesar de que, el último programa, ha sido el menos visto de toda la historia, con dos millones y medio de seguidores. Ni el "striptease" de Mercedes Milá, exhibiendo la gran variedad multicolor de bragas, podrá lograr que se recupere este moribundo programa.

Sin embargo, el formidable programa "MasterChef" de TVE-1, con una cuota de pantalla del 33,1% y que alcanzó el máximo de audiencia con un total de 6,6 millones de telespectadores, ha eclipsado a "Gran Hermano"

"MasterChef" es el mayor éxito de audiencia que ha obtenido TVE-1. La periodista Rosa Belmonte ha afirmado que "entretener con un programa mas blanco que el papel, también puede ser un servicio público" "Que fuera la primera edición y que los concursantes hayan acudido vírgenes también ha ayudado (esa ingenuidad televisiva ha recordado mucho al primer "Gran Hermano", con todas las diferencias que hay entre gente que hace algo y gente que no hace nada).

Lejos quedan las cuotas de seguimiento de las primeras ediciones de la controvertida Mercedes Milá, en las que se llegó a una media del 51,2% del "share", como sucedió en la primera edición, en el año 2000. El "reality show" es un cáncer cuya metástasis tiende a invadirlo todo, con un final lleno de amargura.

La violencia, la cruda morbosidad y el sexo, se han convertido en los pilares de muchos programas televisivos. La competitividad no se ha basado en una programación seria y responsable, sino en la atracción del público a través de contenidos banales y groseros, que están en la frontera de lo éticamente permisible. En la telebasura se busca el crecimiento de la audiencia a través de la provocación de los instintos, las pasiones y las bajas apetencias del telespectador.

La telebasura vino de la mano de "Gran Hermano", un "reality show" donde una tropa de participantes coexisten en una mansión, incomunicados y observándolos las 24 horas de cada jornada. Deberán superar las destituciones que la audiencia sentencie y así lograr la recompensa final. El bodrio televisivo lo fundó el neerlandés John de Mol.

Asevero con vehemencia que la telebasura es un problema más grave que el del terrorismo o las drogas. La telebasura degrada al ser humano.

 

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