Tercer grado para Rafael Vera

Está claro que va a ser más rentable cometer un delito que omitirlo, habida cuenta de las penas que cumplen algunos delincuentes. Es la situación de la que va a disfrutar el socialista Vera, al cual se le otorga el tercer grado penitenciario (ahora de forma oficial) para que haga la vida que le dé la gana. Sólo se le obliga a permanecer bajo control telefónico.   Desconozco si el tal tercer grado equivale al arresto domiciliario, o sea, a la obligación del delincuente de estar localizable en su teléfono fijo. Porque sería de verdadera tomadura de pelo que Vera pudiese atender las llamadas del juzgado desde su móvil.   El negocio no es del todo malo: robar más de tres millones de euros - tal fue la cifra mínima que el juez fue capaz de determinar - para que le condenen a uno a un añito y medio de prisión. Y no de una prisión cualquiera, sino en algo así como un hotel al que poder ir a pernoctar.   Por cierto, ¿ha devuelto ya el dinero? De vergüenza.