ZP, ciego con ETA

ETA sigue a lo suyo, pero con una retórica más engañosa si cabe: dice que la cosa no va si no les hacemos caso.

Escribía yo en febrero que se hizo la luz. Pero parece que se ha apagado. ETA sigue a lo suyo, pero con una retórica más engañosa si cabe: dice que la cosa no va si no les hacemos caso; vamos, que nos amenaza -nada nuevo, claro-. Pero ZP no quiere verlo o le asesoran mal. Pero está a tiempo.   Creí que, el Presidente Zapatero sabría pilotar la nave. Pero va a perder el carné al paso que va. No va por la vía de quitarnos el cáncer ETA porque no parece querer extirparlo bien, para que no se reproduzca. No entiendo sus prisas; hemos aguantado casi 40 años y por unos meses más no va a pasarnos nada.   ZP quiere contrarrestar a un PP que se ha vuelto a subir al monte del que se bajó en febrero -pero representa a la mitad de los ciudadanos-, y está engatusado por los cantos de sirena de Batasuna -son ciento y pico mil, por mucho que griten y amenacen y no quieran aceptar las reglas de la democracia ni repudiar el terrorismo-.   El PNV pide explicaciones de por qué se detiene y se juzga a los que colaboran en la extorsión de ETA -ya estaría aplaudiendo si fuesen del GAL- e Ibarretxe, que no quiere perder comba, pide perdón con la boca pequeña por su desdén hacia los sufridores del terrorismo. Para los ventajistas, los muertos como que estorban: mis miedos de entonces se han confirmado. Decía yo que acertaría; acerté.   La convivencia -la clave del proceso de normalización- no parece ir por buen camino con la otra mejilla. Los métodos cuentan, Presidente, no sólo los fines. Sí importa el color del gato, en democracia sí.

 

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