Una anécdota del Mundial de Baloncesto

Estábamos en una terraza de un bar conocido de la ciudad de Lleida, un grupo de amigos en amigable camaradería; al fondo se oía la televisión del local, echaban el partido de baloncesto de nuestra selección en el mundial. Ganamos el Oro, pero comentamos a los amigos, aficionados al baloncesto de toda la vida, entusiastas de nuestra época de estudiantes con tertulias interminables sobre tal o cual jugador, el Barcelona, Madrid, Estudiantes... pasamos adentro y vemos con todos el partido, seguro que es bueno.

Estábamos en una terraza de un bar conocido de la ciudad de Lleida, un grupo de amigos en amigable camaradería; al fondo se oía la televisión del local, echaban el partido de baloncesto de nuestra selección en el mundial. Ganamos el Oro, pero comentamos a los amigos, aficionados al baloncesto de toda la vida, entusiastas de nuestra época de estudiantes con tertulias interminables sobre tal o cual jugador, el Barcelona, Madrid, Estudiantes... pasamos adentro y vemos con todos el partido, seguro que es bueno.

Silencio tenso; respuesta con un tono de amargor: no nos interesa, juega España.

Nosotros pasamos al interior y seguimos con calor a la Selección española, la que ganó el Mundial, la que hizo la proeza, en la que una clave fue Gasol, catalán y español.

Parece que sólo los "de fuera" vimos el partido, pero es que "eran intelectuales" y su patria chica recién definida exigía insolidaridad, amargor y dejar de un lado viejas aficciones.

Alguien debería recapacitar que ese camino no conduce mas que a la amargura, ¡no os hagáis chiquitos en los planteamientos!

 

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