A la ¿cabeza? de Europa
Alfonso Guerra dijo que con el gobierno socialista "este país no lo va a conocer ni la madre que lo parió". No lo consiguieron al primer intento pero sí lo están logrando en el segundo. La familia se está degradando al equiparar con ella las uniones homosexuales, y al relativizar el matrimonio, que es su fundamento, con una ley de divorcio que permitirá cambiar de marido o de mujer como quien cambia de coche.
Se va extendiendo la cultura de la muerte con el aborto libre que supone el asesinato de miles de inocentes, y con la aprobación de la eutanasia, por la que algunos prefieren una muerte dulce a luchar por encontrar sentido a la vida, y en otros casos permitirá deshacerse de los considerados "inútiles "por una sociedad en la que no tiene sentido el dolor. Todavía es peor la instrumentalización que se está haciendo de los menores en función de los caprichos de los mayores; bien manipulando y destruyendo embriones para elegir el sexo o el color de los ojos de los hijos; bien otorgando a los homosexuales el derecho de adopción sin tener en cuenta lo que realmente conviene a los huérfanos.
Y aún podríamos añadir otros "logros sociales". Como los preservativos en los colegios o la píldora postcoital que favorecen la promiscuidad sexual, la futura legalización de las drogas que nos permitirá evadirnos del vacío interior, y el nudismo en las ciudades que pondrá de manifiesto que ya no nos queda vergüenza. Aunque eso sí: seremos el país más progresista de Europa. La culpa de esta situación no es solo del PSOE ni de lo que lo han votado: todos somos responsables en la medida en que hemos permitido que el materialismo hedonista vaya suplantando los valores cristianos que caracterizaban nuestra vida y nuestra cultura.
